Leer es crecer
Todo el mundo lo reconoce: la persona que lee sabe más. Un sinnúmero de investigaciones, estudios y análisis confirman que una persona que lee con frecuencia tiene un dominio más amplio del lenguaje, puede conversar sobre temas más variados y conoce más del mundo y del ser humano en general.
Leer activa en nuestro cerebro muchas acciones que son imposibles de alcanzar cuando vemos un video o simplemente escuchamos a una persona hablar. Igual que la música, las áreas del cerebro que se engranan son de otro tipo, provocadas mayormente por la imaginación y el ‘tono’ que le damos a lo que leemos.
Para ilustrar el punto podemos tocar la novela Drácula de Bram Stoker. Todas hemos visto al menos una película de este personaje. Algunas hemos visto decenas. Sin embargo, muy pocas hemos leído el libro. Nuestra experiencia personal con el texto ha sido increíble. En una noche, cualquier noche, la novela es realmente parapelos. Las descripciones del castillo y el ambiente son vívidas, resultando imposible no imaginárselas y sentir temor ante lo que vendrá. Por más que Hollywood nos haya pintado en la cabeza una idea de esos lugares, nuestra mente “verá” que esas imágenes no concuerdan del todo con lo que estamos leyendo y crearemos un mundo para nuestro Drácula que al final del libro se parecerá muy poco al que vimos en las películas.
Si esto sucede con una novela que tiene más de 100 años y cuyo tema no solo es fantástico sino que se da en un entorno ajeno a nuestra realidad, ¡imagínense cómo de ricas son las ilustraciones mentales que logramos cuando los temas son más cercanos a nosotras! En el terreno de la realidad, del recuento de acontecimientos históricos, Barbara Tuchman pinta una imagen que casi nos coloca dentro de la acción en su libro Los cañones de agosto. Otro tanto hace James A. Michener en su novela histórica The Covenant (Michener es más conocido por Centennial, que fue llevado a la televisión con una miniserie en los años 1978 al 1979).
Así, muchos autores logran sumergirnos en sus historias de forma tal que imaginamos mundos completos que no guardan relación con la realidad o que mezclan la realidad y la fantasía de forma tal que no podemos deslindarlas. ¿Quién no caminó la Tierra Media al leer la saga de El señor de los anillos de Tolkien? ¿Quién no blande una varita con Harry Potter o una espada con el Lancelot de las novelas del Rey Arturo? La mezcla de fantasía y realidad es la materia de la cual están hechos los sueños y los libros son una extensión de ello, una ventana a nuestro mundo interno, donde todas las posibilidades coexisten y donde podemos protagonizar las aventuras más increíbles.
Leer es crecer. Más que crecer hacia fuera, donde otros nos ven y reconocen que sabemos más, leer nos permite crecer hacia adentro, donde nosotras somos únicas, grandiosas e indestructibles. Leer nos hace grandes. Por eso, te invitamos a leer, a cruzar ese guardarropa hacia tu propia Narnia, hacia ese mundo maravilloso donde tú protagonizas cada historia.