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Su historia


Viniste sigilosamente con el rey Acab, los egipcios y su pirámide de Keops, así como con el faraón Tutmosis III y quien sabe cuántos más. Conocimos que podíamos mirar más de cerca tu camino, y es que si llegaba la noche o el día no nos dábamos cuenta si faltaba poco o mucho para tu siguiente paso.


Te adueñaste por completo del momento en el que damos un paso y sin querer intentaste ordenarnos; pero después de limitarte y tratar de cerrar en segundos, minutos, horas y otros segmentos más tu transitar nos percatamos que éramos y somos nosotros los que decidimos tu vida y cómo usarla.


Si usamos un segundo en algo que no es bien visto por quien todo lo ve, ese segundo ya pasó y debemos buscar cómo usar el resto de modo que podamos agradarle y por ende ser cada vez mejores personas.


Si usamos un segundo para planificar lo que haremos en los siguientes y cumplimos con una precisión casi perfecta, entonces nos habrá rendido cada momento cómo lo pensamos; pero quizás nos habremos perdido la oportunidad de vivir.


Entonces, ¿cuál es la cuestión? Sé que la forma en la que te usemos definitivamente influenciará el siguiente momento, el futuro nuestro y posiblemente el de nuestro entorno; por lo que la cuestión es usarlo con sabiduría, libertad (no libertinaje) y el cuidado que amerita para aprovecharte al máximo, pero de la mejor manera y sin tanta prisa.



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