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Resurgir



Dentro de las varias definiciones que ofrece La Real Academia Española de la Lengua RAE, con relación al término Resurgir, destacan: “Surgir de nuevo”, “Volver a aparecer” y “Recobrar fuerzas físicas o morales”.


Debo confesar que antes de escribir este artículo me sentí plenamente identificada con el vocablo, y de manera paralela infinidad de imágenes de diferentes situaciones personales, profesionales y espirituales se me cruzaron por la mente para ayudarme a elaborar mi definición propia de la palabra RESURGIR.


Y es que, desde mi punto de vista, resurgimos a diario, cuando abrimos nuestros ojos ante cada amanecer y nos ponemos en pie para cumplir con nuestras tareas diarias. Cuando día a día ejecutamos las diferentes actividades de nuestra rutina cotidiana. Cuando por razones de estrés o agotamiento hacemos una pausa en esos proyectos que nos consumen grandes cantidades de tiempo. Y entonces, al retomar resurgimos con mayor énfasis, con mayores deseos, y en ocasiones con una determinación avasallante de culminar con éxito la meta propuesta o la consolidación del sueño o proyecto. Pero es que también resurgimos, cuando suspiramos, o nos detenemos a respirar pausadamente porque nuestro organismo nos pide descansar y/o bajar el ritmo acelerado que llevamos para recordarnos que mañana será otro día.


Resurgimos cuando a pesar de las circunstancias que nos agobian, aun podemos ser capaces de encontrar razones para agradecer y ser felices.


Siento resurgir cuando después de un largo día de trabajo intenso, decido dar un paseo a orillas del Rio Támesis y un atardecer de color naranja me revitaliza y me llena de esperanzas y optimismo.


Puedo incluso sentir resurgir ante la mirada de los niños, sus preguntas llenas de inocentes conjeturas, sus espontáneas respuestas impregnadas en un amor genuino y profundo.


En estas actuales circunstancias no podría construir una definición literal de lo que implica la palabra resurgir para mí, pero sí puedo ser capaz de ejemplificar mediante algunas frases lo que según mi sentir es resurgir. Durante los últimos 10 meses del año 2020 he podido resurgir en múltiples ocasiones. He aquí tan solo alguna de ellas: 1) Escuchar la voz de mi hermana mayor en una simple nota de voz diciéndome la frase: Dios te bendiga; me hace resurgir todos los días. 2) Conservar la esperanza de ver de nuevo a mi familia cuando el universo conspire para que sea posible me hace resurgir. 3) Hacer una lección de español en línea y ver/escuchar a mis alumnos hacer su mejor esfuerzo por aprender y mejorar el idioma español es algo que definitivamente me hace resurgir y me hace sentir plena, orgullosa y satisfecha. 4) Ver un video de mi sobrina-nieta Lara Victoria a quién por razones de distancia aun no conozco es algo que me impregna resurgimiento interno y externo.


En definitiva, enumerar las distintas situaciones ante las que he resurgido a todo lo largo de mis 50 años sería una tarea ardua que implicaría la edición de varios libros de textos. Pero de algo estoy convencida, y para ello me permito citar una frase célebre del famoso escritor Alexandre Dumas: “Es necesario haber deseado morir para saber lo bueno que es vivir.”


Resurgir es la capacidad de levantarte cuantas veces sea necesario, pero con mayor determinación y comenzar de nuevo si el caso lo amerita.


Quiero expresar mi infinito agradecimiento a la revista Mujeres con Visión, al espacio de redes Latinas Time y muy especialmente a su editora Raquel Leal por la maravillosa oportunidad de ser colaboradora y partícipe de estos espacios para la promoción y divulgación de la labor de las mujeres latinas en el mundo.


Maria-Gabriela Hurtado O (Gabby)

Profesora de Español

Londres-Inglaterra

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