Mi cambio
Existen muchos cambios a través del curso de nuestras vidas. Cuando somos niños el cambio más importante es el de nuestro entorno, ya que llega el momento de comenzar nuestra aventura por el mundo escolar. Es donde comenzamos a interactuar con otros seres que llegan a darle un giro a nuestra vida. Conocemos a los maestros, a nuestros compañeros, a la directora, al conserje, a la secretaría, a la trabajadora social y a muchos otros.
Debemos procurar que esta estadía sea lo mejor posible, pues allí se decide tu personalidad y tu forma de socializar en el futuro. Así que, si tenemos hijos debemos prestarle la mayor atención a su comportamiento; hablar con ellos, preguntarles cómo les fue en la escuela, preguntarles sobre sus amigos, sobre sus maestros, darles nuestra confianza y hacernos sus amigos. El niño debe sentir que puede confiar en nosotros y contarnos todo lo que le sucede. Además de esto, visitar su escuela y conversar con sus maestros podremos evitar que nuestros niños sufran acoso escolar o que ellos acosen a otros niños. Esto puede ser la gran diferencia de la felicidad y el desarrollo de los niños.
Les habla una mujer que sufrió toda su vida escolar de acoso y burlas de otros niños, ¡hasta por maestros! Como consecuencia fui una persona extremadamente tímida, con una autoestima por el suelo, no quise ir a la universidad ni trabajar. Me quedé encerrada en casa de mis padres por más de cinco años pues le tenía fobia a las personas, no podía salir ni al balcón, tenía miedo al acoso y a las burlas. El resultado fue que comencé a sufrir depresión, trastorno obsesivo compulsivo y pensamientos sobre la muerte. ¡Sentía que estaba a punto de volverme loca! Un día decidí hacer un cambio en mi vida, me levanté y hablé con mi padre para que me llevaran a un lugar muy importante para lograrlo. Ese lugar importante para lograr este gran cambio a mi vida fue la universidad. ¡Sí, la universidad!
Allí estaba estudiando una de mis hermanas, ella me dio el más grande apoyo que pude recibir para vencer el miedo a la gente durante mi primer año en ese preciado lugar. Fue bastante difícil, pero con el pasar del tiempo me di cuenta que las personas allí eran diferentes, no me trataba mal ni me hacían acoso ni se burlaban de mí. Al contrario, me aceptaban y con el tiempo empecé a sentir que me admiraban ¡Wow! ¡Ese es el cambio que había estado esperando! Sentirme libre, sin miedo, interactuar con las personas con normalidad.
Así que exhorto a todos los padres a observar el comportamiento de sus hijos para que puedan darle ese apoyo y detectar si tienen algún cambio en su comportamiento que puedan solucionar para que su futuro o su vida no queden tronchados. Yo tardé mucho en salir de eso, nunca recibí apoyo y comprensión cuando llegaba llorando de la escuela todos los días. Pero puedo decirles que logré graduarme de la universidad a una edad bastante mayor, pero lo logré. ¡Este fue mi gran cambio!
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