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Crecer duele


Actualmente trabajo como consejera de adolescentes en una secundaria y me he topado con cientos de casos de jovencitas que al llegar a su pubertad se consiguen con una pared de concreto. La realidad que logran visualizar estas

chicas es que la vida está llena de cambios hormonales, físicos y emocionales, parece un caos con final feliz, un tema que casi nadie habla, pero es lo mas natural del universo, tristemente no nos preparan ante semejante transformación y déjenme decirles que “Crecer duele”.


Sí, crecer duele, es verdad, pero dolería menos si alguien nos hubiese preparado para este viaje que comparte dos cosas: la bienvenida de la Menstruación y los cambios drásticos de temperamento, lo más cruel es que algunos adultos para no decir todos, recriminan el comportamiento del adolescente olvidando que todos pasamos por ese momento.


No todas las familias son iguales, unas saben cómo lidiar con los cambios del adolescente en el hogar, pero otros no toleran algunos comportamientos y está bien, es normal que nos saquen de nuestras casillas y a veces queramos convertirlos en mascotas tiernas y peludas, pero si te soy franca no hay nada más importante en esta etapa del adolescente que darles amor y apoyo en los momentos más difíciles. Recuerdo cuando tuve mi primer período o menstruación, yo me sentía aterrada, temerosa y preocupada, sentía que me hacía esclava de algo terrible, siempre oraba a Dios para que yo fuera la

única mujer en el planeta que nunca tuviera que ver la menstruación y pues al final me di cuenta que fui muy ingenua al pedir tal cosa, cuando le conte a mi papá corrió emocionado a la tienda y me trajo muy contento un paquete de toallas sanitarias pues para él era una etapa nueva que me convertía de niña a mujer y seguramente pensaba que yo también me sentía muy orgullosa, pero no era el caso. Pasé días pensando en esta situación, había oido tantas cosas negativas que solo pensarlo se me ponía la piel de gallina, veía a mi mamá, primas y amigas lidiando con el hecho de los cólicos, los cambios físicos y emocionales, el mal humor, el tener que cambiarte a cada rato, sacrificar mi paz para estar pendiente de si habría manchado mi pantalón (cosa por la cual lucho todavía) y el molesto cambio de las toallas constantemente, realmente te cambia la vida. No es que ya no sea molesto, sencillamente aprendes a vivir con esto, lo aceptas, lo recibes como un regalo y amas tu cuerpo con sus cambios incluidos.


Ser mujer es lo más hermoso del mundo (sin ofender a los hombres), cada quién es bello, cada quién tiene su lugar único, especial y admirado en el planeta y esta noticia debemos compartirla a nuestros hijos y adolescentes, todos somos una partícula del material con que Dios creó el universo. Gracias a Dios, a la vida y a mis padres aprendí a amarme y a admirar cada milímetro de mi cuerpo y de lo que Dios me dio. No soy para nada alta de estatura, mido alrededor de un metro y medio, obviamente esto fue motivo de bullyng en mi adolescencia pero creo que eso jamas me afectó porque estaba bastante preparada a nivel emocional, hace poco le dije a mi esposo que amaba mi estatura aunque en el bachillerato me decían enana, yo simplemente me sentía única, debo decir que me fue muy duro madurar y hoy con 37 años todavía me es difícil entender que soy un adulto, por dentro sigo siendo la niña sonriente, alocada, aventurera e ingenua.


Mi proceso de crecer y convertirme en mujer me ha sacado millones de lagrimas, días de duelo y desvelo, pero ha sido la aventura más escalofriante y a la vez apasionante que he podido vivir. Añoro mi infancia donde no me preocupaba por pagar las cuentas o donde no tenia que preocuparme el dejar de ir a una fiesta por atender a mi hijo que enfermó, definitivamente todo era más fácil en la niñez, pero veo atrás y sonrío por la vida que me tocó, jamás decaigo aunque este triste y el mundo se ponga al revés, lo más importante es tener las herramientas espirituales, el apoyo de tu familia y el amor apasionado por ti misma.


Crecer duele pero es una aventura fascinante que nos permitirá perfeccionar nuestro carácter, fortalecer nuestra mente y corazón. Pudiera hablar mil cosas sobre este tema tan extenso pero lo que deseo compartirte es que las aflicciones son parte de la vida, que los cambios son necesarios para perfeccionarte, que todo pasa, que cuando te rompen el corazón sana nuevamente, que necesitas esforzarte para aprender algo nuevo, que tu cuerpo cambia constantemente, que es normal cortarse el pelo y querer que crezca al día siguiente, que es normal querer estar sola y después llorar por estar sola, pintarte el pelo de colores, usar la nueva moda, llorar y volver a llorar, reír sin ninguna razón, que caer es normal y levantarse también, meter la pata todos los días y después sentirte avergonzada, llorar otra vez y entender que el conocimiento es poder. Hoy intenta conectarte con alguna adolescente, háblale, invítale y comparte tu experiencia con ella, ya verás que algún día te lo agradecerá.




Por Rosa Montoya

Periodista, Consejera de adolescentes y Community manager.

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