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NEGRA maldad


“No importa el tirano te trate con NEGRA maldad”. Esta frase es de una famosa canción que inmortalizó el cantante Marc Anthony y que la escribió en 1937, el compositor Rafael Hernández Marín; frase que hasta el momento es considerada inocentona, dentro de una canción que exalta la belleza y el orgullo de ser boricua. Jamás se nos ha ocurrido a las personas que no somos visiblemente NEGRAS cuestionar este tipo de “sutilezas” del lenguaje racista en nuestro idioma. En medio del furor del momento que estamos presenciando todos se nos ha tildado de changos, exagerados, de querer cambiar el idioma, de querer cambiar el estatus quo, de violentos, delincuentes y de querer acabar con todo. Es evidente que muchas personas no se han puesto a estudiar la verdadera historia y han perpetuado situaciones indignas, racistas y violentas en contra de la población afrodescendiente; y lo triste y devastador del caso es que está normalizado y es sistemático.

Todavía recuerdo, cuando era pequeña, los espectáculos de niños y niñas pintados de negro, a la maestra que se vestía de esclava negra, rellenando su cuerpo de almohadas y pintando su piel para declamar “Majestad Negra” de Luis Palés Matos, y el coro de niños cantando la famosa canción “Preciosa”; y todo esto para celebrar nuestra descendencia, dando por hecho que la maldad, por ser maldad, es negra. A todas estas situaciones antipedagógicas y racistas hay que darles visibilidad y comenzar a problematizar.

No podemos seguir callando y no asumir una postura ante lo que ya es imposible de ignorar. Todo esto tiene y debe comenzar por la educación. ¿Por qué si los afrodescendientes visiblemente negros han sido los esclavizados, señalados, estigmatizados, perseguidos, violentados y asesinados por siglos, desde la colonización, se le llama “negra maldad” y no “blanca maldad”? ¿Por qué tenemos que seguir perpetuando la imagen del esclavo o la esclava negra sosteniendo nuestros argumentos con que eso es parte de la historia y hasta permitimos el levantamiento de homenajes póstumos a los que representan el pillaje y la persecusión? ¿Por qué si se intuye el significado de la palabra minimizadora y degradante “Negroide”, tenemos que seguir utilizándola en nuestras cátedras y en los libros de textos? ¿Utilizar “blancoide” te parece bien? ¿Por qué se nos tilda de acomplejados cuando decidimos hacer frente a una agresión y detener de alguna forma el racismo? ¿Por qué hay gente que siente como un ataque la defensa de los Derechos Humanos y comienzan a inventar conceptos como lo es el racismo inverso? Y entonces en vez de investigar, educarnos, empatizar, tomamos una postura neutra, floja y en la que nos autoflagelamos, porque por tener la piel un poco más clara que los afrodescendientes visiblemente negros, ya la lucha no es conmigo.

Tenemos la violencia del colonialismo tan arraigada que no podemos ver con claridad la existencia del racismo en el mundo, en nuestro diario vivir y en lo cotidiano. Se nos borra de los censos, se nos engulle una historia muy vana y sin los detalles importantes que cargamos en nuestro ADN hasta el sol de hoy, no contamos con representación importante en los medios de comunicación a menos que seamos un chiste del cual burlarse del cabello, de los rasgos físicos, de los labios, se nos sexualiza en la mercadotecnia, no se nos puede ver en cargos importantes porque se desconfía de nuestra capacidad de liderazgo en comparación con personas de piel clara, se hacen cateos ilegales a autos, mochilas, pertenencias, hasta el pelo verifican en los aeropuertos. Hay una clara tendencia a que se sufra de brutalidad policiaca en algún momento de tu vida si eres negro o negra, hay una clara tendencia de que seas pobre si eres afrodescendiente y, en medio de tantas situaciones, los sistemas capitalizan nuestras desgracias, nos torturan permitiendo el uso de palabras evidentemente racistas, hasta en canciones, en programas televisivos o en el Capitolio. Sí, porque hablar de esto también es político.

No fue hasta los otros días que me enteré que en Estados Unidos ilegalizaron la marihuana para perseguir y criminalizar a la población afrodescendiente. Hasta las leyes se hacen en función a la descendencia de las personas y consecuentemente, los que promueven este tipo de comportamientos, los que callan, los acosadores y acosadoras que se presentan muy comodines ante el atropello de las minorías, tienen impunidad y no consecuencias ante sus actos nauseabundos y llenos de odio. Nada más hay que observar y escuchar las agresiones verbales o físicas para identificar a una persona racista, como por ejemplo los calificativos y las expresiones que utiliza la muñeca “La Comay”, para expresarse y hacer burla de las personas en especial las mujeres. El problema de personajes como este, que son muchísimos, es que hacen su supuesto trabajo, expresándose de forma burlona y degradante hacia los demás con el fin de hacer una supuesta comedia, no para adelantar causas importantes en materia de Derechos Humanos. Se quieren hacer los graciosos para que la gente se ría, porque es lo que vende, el morbo. Pero quisiera que cada artículo que escribo, que otras mujeres escriben, que programas que humildemente creamos, que la educación que ofrezcamos tuvieran los miles de seguidores como ese tipo de programas que para comenzar, nunca debieron existir, pero como vende, porque genera risas y entretenimiento vacío y estúpido pues se le da el foro. No nos gusta que nos digan que estamos mal y que señalen en dónde estamos fallando.

Recordando a todas las personas que leerán este artículo y serán parte de la generación de una nueva cultura y educación eventualmente, desde el conocimiento, que la libertad de expresión no da derecho a difamar, acosar, degradar ni destruir identidades ni personas, eso también tiene su consecuencia. Desde mi imperfección, desde las situaciones que probablemente ignoro, quiero visibilizar esta problemática y dar espacio al debate porque esto nos sirve para desarrollar un criterio y tomar la oportunidad de generar un cambio de paradigma, pero un debate consensuado en el que se investiguen los hechos antes de enfrentar los conceptos generados y que requieren de un cese y desista.

Es momento de aliarnos, no de dividirnos, es momento de posicionarnos, de hacer frente e integrarnos en las luchas antirracistas en el mundo, desaprender lo que nos enseñaron y descubrir una educación que verdaderamente nos libere de la esclavitud de una vez y por todas. Es momento de que tomes una postura contundente porque sino, estás del lado del opresor, de ambientes nocivos para la humanidad y peligrosos para la niñez. Hay que acabar con todo lo que establecido y que arda todo lo que tenga que arder hasta que podamos respirar en paz, hasta que nuestras vidas tengan más valor que una simple tienda que se pinta y se le reponen cristales. No les compete a las vidas negras educarte sobre el racismo sistemático, la responsabilidad de la educación es enteramente tuya, si eres una persona consciente y adulta, más aún. No nos compete pedir paz, civilidad y amor, cuando el contrato de Derecho Humano al que nos suscribimos todos ha sido violentado desde el inicio. Para finalizar este escrito, cito a una de las guerreras antirracistas a las que admiro muchísimo y es una de mis maestras en el tema, María I. Reinat Pumarejo:

El querer queriendo del racismo lingüístico (Fragmento):

“Aquí algunos activos del racismo lingüístico que necesitamos cuestionar: negra maldad, alma negra (versus alma blanca), la tengo negra (la suerte negra), magia negra (versus blanca), “echar mano blanca” (la de la buena suerte), lista negra, la oveja negra de la familia, las aguas negras (por aguas sucias), mercado negro (por ilegal), intención negra (por mala intención), poesía negroide (por poesía negrista), denigrar (por calumniar, desacreditar, injuriar, infamar, ultrajar, desprestigiar, vilipendiar), negro destino (por un mal destino), negrito (diminutivo para referirse a hombres hechos y derechos), el negro o la negra (como sustantivo, versus el hombre negro o la mujer negra), trigueño (como eufemismo pues algunos/as piensan que es un insulto usar la palabra negra como descriptivo racial). Existen en nuestra cotidianidad cantidades de palabras funcionales al esquema racista y salen de nuestros labios más frecuentemente de lo que imaginamos. Concebir nuestra socializacion racial dentro del esquema racial no nos quita integridad. Al contrario, nos hace extraordinarias y saludables al distinguirnos de las personas que se presumen perfectas y no admiten, por consiguiente, margen de cambio. Urge un poquito de humildad para sacarnos del estancamiento que nos hunde irremediablemente a todos/as”. Para conseguir este artículo completo puede ir a https://colectivo-ile.org/?p=486 . También hay muchos otros colectivos presentes en esta lucha: Todas PR, Yolanda Arroyo Pizarro, Colectivo Ilé, Revista Étnica, entre muchos más.

 

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