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El cambio comienza conmigo


Joan Villalon

¿Que cuál es mi artículo?

Me encantaría que fuese una hoja en blanco para que escribamos una nueva historia de la humanidad. Para que quede en el olvido todo lo que hemos hecho en nombre de sangre ajena.

¿Qué puedo decir con respecto a este tema que no se haya dicho?

Nada… todo ya está dicho. Todo ya está sobre la mesa. Todo se lloró, todo se exigió, todo se gritó, todo se reprochó, todo se registró y aun así, se dicen muchas cosas pero no hay cambios. Todo sigue igual. Al revés.

El mundo está al revés desde que comenzamos a ser nuestros propios tiranos. Levantarnos a nosotros mismo mientras rebajamos al que está al lado. Y honestamente, puedo escribir mil palabras, mil revelaciones, mil emociones que nos hagan llorar, pero aun así ¿qué cambio logro si no comienzo yo misma por accionar a favor del que está angustiado?

Sí existen los colores, sí existen las razas, sí existen las etnias, sí existen las diferencias y sí existen las injusticias, pero también existen las revoluciones. Los límites que se tocan con lágrimas y gritos que por mucho tiempo se contuvieron por miedo pero que ahora no pueden callar más. No hay violencias justificadas, porque lo que se siembra con violencia se cosecha con violencia, pero lo que se siembra con sed de justicia, va a cosechar esa justicia en creces no solo para este momento sino para los años y siglos que vienen.

¿Cuál es mi lucha?

Llamar al dador de la vida y presentarle a un pueblo lleno de vigor, valentía, hermosura y virtud que hoy llora y pide justicia. No me importa si hicieron algo o no, ellos NO PUEDEN SEGUIR SIENDO ASESINADOS. NO PUEDEN SEGUIR SIENDO MINIMIZADOS NI VIOLENTADOS.

Como parte de la comunidad latina, también me uno a la lucha por mis hermanos negros, mis hermanos que llevan tanta sangre roja como la mía, que salen todos los días a ganarse la vida como cualquier otro, que respiran, caminan, hablan y existen tal como lo hace un chino, un árabe, un griego, un hindú, un norte americano, un irlandés… cualquiera. Lucho para que cierren los ojos sólo para dormir o soñar, y que si dejan de respirar sea porque están sumergidos disfrutando el mar, disfrutando de todo como todos. Que, si tienen que llorar, sea porque la justicia se hizo real y el odio se disipó por completo.

Hoy comienzo hablando a mi vecino, a mi hijo, a mi amigo, a mi padre, a quienes me rodean, que la vida se respeta, se honra y se valora no importa el color de piel. Que el amor abraza colores y razas y que, aunque existan diferencias externas o internas, el desprecio jamás será en punto en común.

#BLM – Sí podemos cambiar la historia!

 

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