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El dolor: un viaje hacia la transformación


Transformación, el resultado de evolucionar, de cambiar. ¿Cuándo puede suceder esto? La respuesta es cuando suceden cosas en nuestra vida que nos esfuerzan a transformarnos, sean situaciones buenas o malas. Pero de alguna forma nos ayudan a cambiar, sea para bien o para mal. La realidad es, que de ellas aprendemos, Muchas veces las personas pasan por diferentes tipos de situaciones. Hay un decir que dice que Dios no nos da pruebas que no podamos resistir. Pues detrás de cada prueba vine con su recompensa si tratamos de entender el por qué nos suceden ciertas cosas o porque debemos pasar por ciertas situaciones o experiencias.

El dolor, transforma vidas. Existen diferentes tipos de dolor: el dolor del parto, dolor de perder un ser querido o amado, el dolor de la decepción, el dolor del abandono, el dolor del rechazo, etc. Cuando careces de algo, valoras más lo que tienes. Si sufres por alguien, llegas a amarlo más, si escoges el camino difícil, te haces más fuertes, si experimentas de cerca la muerte, aprendes a valorar más la vida, si te caes aprendes a levantarte más fuerte. A veces el dolor te pone rebelde, te llena de ira, te ciega y haces cosas que jamás pensaste que podías hacer, ya sea, para bien o para mal. El dolor no te deja ver con claridad. Muchas veces el dolor lleva a las personas a hundirse más en su abismo, llevándolo a su fin. El dolor puede hacer que dañes a otras personas inocentes. Cuando te aferras al dolor, todos los que te rodean se afectan.

Pero también existe la otra cara del dolor. El dolor puede transformar vidas para bien. El aprender del sufrimiento para hacer las cosas diferentes para tu bienestar es aprender que todo pasa con un propósito. Cuando aprendes que venimos a este plano terrenal con un objetivo, entendemos que el propósito del dolor que tenemos que pasar es para enseñarnos algo, para que reflexionemos sobre alguna situación que continuamos repitiendo y no nos hace bien. El ser humano está constantemente en transformación, simplemente no nos damos cuenta porque vivimos en un mundo tan acelerado que hasta muchas veces se nos olvida que comimos en el dia. Nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra emociones están constantemente en transformación, evolucionando. Llevamos dentro de nuestro cuerpo, dentro de nuestro materia física todo un universo y estamos totalmente ajeno, por ende, no sabes que hacer o como usar tanto poder que existe dentro de nosotros. Es entonces, cuando llegan nuestras llamadas “pruebas”, esas que nos estremecen para que despertemos y hagamos lo que debemos hacer. Al final, es tu decisión que haces con el dolor.

La vida no te da a la personas que tú quieres, sino te da a las personas que necesitas para crecer, suena ilógico, verdad. Estas personas a veces te ayudan, a veces te lastiman, a veces te abandonan, a veces te amaran, pero sobre todo, te ayudaran a convertirte en la persona que necesitas ser. Nadie sana siendo la misma persona. La sanación es un viaje de transformación. Enfócate en la oportunidad que te da la vida, el dolor pasa. El dolor te ayudará a que tienes que efectuar cambios, que es momento de prepararte para afrontarlo y transcenderlo. Para poder afrontar el cambio y transformar tu vida debes tener voluntad, esfuerzo, disciplina, tiempo y el poder de superar el dolor. Es solo así, entonces, que veras la transformación de tu vida. Una vez trascienda la transformación, comenzarás a disfrutar de nuevas cosas en tu vida, no recordarás el dolor sino lo veras como bendición porque te ayudó a seguir adelante con el proceso.

Un alquimista llamado Viktor Frankl, dijo: “Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”. Y si eso no te funciona, piensa en como la oruga, un gusano que se arrastra (simbólicamente representa al ser humano

caído, vulnerable) tiene que pasar por unos procesos dolorosos de transformación para convertirse en una bella mariposa para poder emprender su vuelo.

Y entonces ocurrió esto: “Cuando ella se transformó en mariposa, las otras orugas no hablaron de su belleza, sino de lo rara que estaba. Querían que volviera a ser como antes. Pero ella ahora tenía alas. Tu herida posiblemente no sea tu culpa, pero si eres responsable de tu sanación.”

No nos resistamos al dolor o a las situaciones de la vida. Muchas veces tenemos más poder del que queremos ver y malgastamos nuestras energías resistiéndonos al cambio, intentando ser quienes ya no somos. La vida es demasiado hermosa para no transformarse con ella. Es el momento de transformarse en otro ser, un ser de luz.

 

Johanna Figueroa Vega

Maestra de Educación Elemental

Certificación como Maestra de Inglés

Maestría en Educación Bilingüe

Tengo 42 años de edad, vivo en Yauco, Puerto Rico. Tengo 17 años de experiencia como maestra. Tengo tres hermosas hijas, y uno de mis grandes sueños es poder escribir un libro impactante y exitoso.

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