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Corpoescritura


Esta es la invitación: mira tu cuerpo en el espejo de las palabras. Descálzate de prejuicios. Muerde el lápiz, acaricia el papel. Desnúdate del mundo. Reviste de piel tu escritura.

Los verbos están salivando por ti. Tócate. Descubre el pecho al sol que es tu deseo. Tócate intensamente. Mira aflorar los versos que como lenguas rodean la areola. Admírate.

Tus fantasías son un libro abierto. Mójate los dedos. Hojea las páginas del placer, están hechas con la carne de tu fuego. Quémalo todo.

Un ramillete de plumas surca tu espalda. La boca se estremece. Detrás de los ojos se agolpan violentas todas las letras. Las manos arqueadas, palpitan sobre el papel. El lápiz hinchado de sangre.

Muerde el labio del poema; oblígalo a arrodillarse ante ti. La poesía no tiene miedo y es caníbal. Necesitarás sogas.

Ciñe nudos a los tobillos de tu vocabulario. El poema riega su baba tibia sobre tu pecho. Te susurra: “Pídeme más. Dime que te llame por tu nombre innombrable.” Te estremeces.

Tu jadeo es un animal. Tu orgasmo es la confesión. Tu sudor es la firma. Tu cuerpo la metáfora viva. El lenguaje, un aliento rojo sondando La Tierra.

 

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