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Mi espejo


Todos ustedes tal vez me conocen como Fabiola Feliciano o tal vez como _ibaf, así aparezco en Instagram o quizás como Fabiolaa313 que es mi username de Snapchat y Twitter. La realidad es que soy igual en todos lados, trato de ser lo más transparente posible en cualquier lugar en donde me proyecto. Pero también es cierto que esos usernames son solo un “personaje”. Existen muchas historias detrás de esas fotos, de esos videos y esas promociones. Estos últimos dos meses he estado bastante expuesta a lo que son las redes sociales y al público en general. Y tenía un tema social (en lo que normalmente me enfoco) para escribirles, e incluso lo puse a petición de ustedes elegirlo; pero dije, es momento de que sepan quien verdaderamente está detrás del artículo.

Comienzo con que soy una estudiante de Ingeniera química en la Universidad de Puerto Rico, Reciento de Mayagüez. Aunque la mayoría piensa que soy un poco mayor no lo soy, soy “prepa”. Actualmente trabajo como barista, soy modelo “free lance”, escribo artículos a esta revista, trabajo en un blog de comida y hago promociones con distintas marcas online. Realmente me considero una joven que a mi edad es exitosa y determinada. Y aunque sé que me falta muchísimo, estoy como quien dice, “en mi mejor momento”. Pero antes de llegar aquí, he pasado muchos momentos significativos en mi juventud.

En el año 2014, decido entrar al Miss Puerto Rico Teen Belleza Latina. No tenía idea de lo que conllevaba un concurso. Gastos, extensiones, maquillistas, tacones y demás. Solo sabía que quería ser una reina. Mi mamá tuvo la oportunidad de viajar a Alaska para trabajar en un barco, aunque sería un gran sacrificio, era una buena oportunidad para costear el reinado. Como consecuencia delegó en mi abuela y mi hermano mayor mi cuidado. Durante esos meses, sufrí mucho, mi hermano cogió su rumbo y mi abuela enfermó de cáncer. Comencé a tener la libertad que una niña no debía tener y tuve que empezar a hacer muchas cosas por necesidad. Desde aprender a guiar sin licencia para poder asistir a la escuela, aprender a cocinar, pagar facturas, estudiar, trabajar y conocer el valor del dinero. Dios mío, apenas tenía catorce años.

Foto por Alanis Crespo

Solo me comunicaba con mi mamá 5 minutos a la semana, fue muy difícil. Mi papá, con el cual sostengo muy buena relación, vive en Estados Unidos por su trabajo y lamentablemente no estaba accesible. Gané el reinado, fueron muchos sacrificios y muchas noches de llanto, pero lo peor fue no tener a mi mamá presente en ese momento tan significativo en mi vida. Pasa el tiempo y mi mamá aterriza y toma las riendas de la casa nuevamente. Cuando todo parecía volver a la normalidad, una noche fría, en mis brazos, muere mi quería abuelita. No puedo ni describir el dolor, era como si miles de cuchillos atravesaran mi alma. Jamás había tenido una muerte tan cercana, fue un momento devastador.

Comencé a sentirme demasiado independiente así que comencé a trabajar desde los quince años. He trabajado desde panaderías, promociones, oficinas, hasta hoy día en un coffee shop. Pasa el tiempo y soy objeto de violencia por una persona muy querida y cercana a mí. Qué mucho me afectó eso… Tras ese golpe tan bajo, mi autoestima comenzó a bajar, el estrés, la responsabilidad, el trabajo y el estudio acaparan todo mi ser. Provocando así un desliz personal. Un día, abrumada por toda la carga que llevaba en ese momento más la suma de muchas situaciones que experimente y venía arrastrando, tomó una de las peores decisiones que un ser humano puede tomar. Mi vida corrió peligro. Estuve 5 días enfrentando otro proceso inexplicable para cualquier persona a cualquier edad. Dice Marguerite Yourcenar que “siempre hace falta un golpe de locura para desafiar el destino”. Entre muchas situaciones personales y familiares mi corazón decayó de manera significativa. Hasta un punto donde dije que me iba a proponer ser mejor persona, mejorar mi actitud, mi energía, mi propósito aquí en la Tierra. Porque yo siento que yo nací para estar en el mundo del escenario, para la revolución. Yo siento que tengo un propósito muy grande en la vida, el cual aún voy descubriendo. Estos solo fueron piedritas en el camino que me enseñaron lo duro que era la vida. Pero aún queda mucho camino por recorrer y estoy esperando por ello. Armada y fuerte gracias a todas las vivencias (que no abundé en ellas y las que faltan). Pero gracias a todo lo inusual que viví a mis catorce años y demás, como yo le digo, de 14 a 18 me hicieron una joven determinada. Una joven diferente, que muchos juzgan porque se cree que “sabe mucho” o la más “madura”. Y la realidad fue que no lo elegí, ni lo quise… me tocó. Y tuve que asumirlo para sobrevivir en este mundo lleno de espinas. Hoy orgullosamente puedo decir, me llamo Fabiola Feliciano Diaz y vengo a comerme el mundo.

 

Fabiola Feliciano Díaz

Estudiante de Ingeniera Química

Email: f.felicianodiaz03@gmail.com

Instagram: _ibaf

Facebook: Fabiola FelicianoSettings

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