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Caminando en la acera de enfrente con una mujer


En el camino de mi vida he visto y sido parte del castigo y maltrato que las mujeres nos tenemos unas con otras. No quiero teorizar sobre dichos comportamientos de desigualdad, quiero reflexionar ¿Por qué somos crueles unas con otras? Hemos permitido que el sistema patriarcal, la crianza, la baja autoestima que producen un veneno llamado envidia nos hagan lastimarnos y lacerar los corazones de tal vez una amiga que siempre estuvo a tu lado. No digo que yo lo sepa hacer mejor, todos/as actuamos a base de un sistema de creencias que producen patrones de comportamientos. Pero hoy quiero invitarte y regalarte la esperanza de que estés consciente que tu amiga, hermana, prima, compañera, supervisora, la mujer quien sea no es tu ENEMIGA.


Nuestros verdaderos enemigos son aquellas frases que fueron repetidas tantas veces y forman parte de la programación de nuestro cerebro. Vamos, a la mayoría de nosotras algunas veces nos han dicho “la mujer es una flor delicada y debe comportarse como tal.” De la misma manera que esa frase clasista ha hecho efecto en nuestra mente, también hemos sido testigos de los comentarios “fulana” me quito a mi novio”, “las otras niñas te tratan mal porque te envidian” y es que hay tantos comportamientos repetitivos que han fomentado la desigualdad entre las mujeres.


Por ahí viene la niña fresa, la niña nerd, la gorda, la que se cree modelo, la negra, la de pelo malo, la machorra, la estrambótica. Cuantos adjetivos calificativos en un mundo de alfileres. Ni hablemos de la crianza y la sexualidad, nos metemos en graves problemas éticos y morales. Por eso he decidido escribir unas cuantas líneas que rompan con el esquema de la competencia entre mujeres. Hay una poción mágica cuyos ingredientes nos ayudarán a reflexionar sobre como miramos a otra mujer; autoestima y apertura a la diversidad. La autoestima es todo en la vida, de la manera en que te siente, miras y amas los demás también lo harán. Por eso mujer a nadie le debes gustar tanto más que a ti misma. Cuando nos aceptamos como mujeres podemos tener una mejor apertura a la diversidad y no encontrar raro a aquella mujer que no le gusta los tacones ni quiera ser madre. Comprenderemos que el rol de cada ser humano es único e individual y para eso sus características deben ser únicas.


No desees ser copia de nadie, cree en ti, trabaja en ti, reflexiona, estúdiate, crece. Rompe con los paradigmas que nos han divididos por generaciones. Millones de mujeres en el mundo son asesinas por el simple hecho de ser mujer, son mutiladas, violadas, quemadas, le han arrebatado sus sueños y vida. Tal vez no podamos cambiar el mundo, pero si crear pequeños espacios de armonía creyendo un poco más en nosotras y escupiendo la culpabilidad que nos ha sido dada para no transformarnos y unirnos.

Quiero amigas en las que exista la hermandad, sinceridad y solidaridad. La diversidad entre las mujeres es nuestro mejor regalo ¿Quieres ser mi amiga?

Con Cariño,

Kristal M. Rivera González

 

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