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Cuenta la leyenda…


Eras una vez y dos son tres…. Normalmente así comienzan los cuentos de hadas. Donde por lo general existe una doncella marginada, un príncipe salvador y un antagonista dedicado a complicar la vida más de lo necesario por tal de hacer la historia más interesante. Esto definitivamente no se adapta con nuestra realidad actual mucho menos ayuda a desarrollar en nuestra generación femenina un modelo ejemplar efectivo que aporte a la sociedad sin dejar de fomentar la marginación, limitación y sobre todo la inseguridad en el proceso de formación.

¿Qué efecto hubiese tenido en nuestra desarrollo académico, espiritual y profesional si nuestra educación novelística de infancia pudiese haber sido diferente? Tal vez, si por un momento, Cenicienta no fuese al baile simplemente porque debía enamorarse del príncipe azul y utilizará unos zapatos más cómodos que una zapatilla de cristal. O si posiblemente Ariel “La Sirenita” no tenga que transformarse en algo diferente para poder agradar a los demás, ni mucho menos entregar su voz para conseguir una oportunidad amorosa.

¿ES EN SERIO que nos auto-enseñamos entre líneas que abstenernos a expresarnos nos brinda la oportunidad de ser consideradas candidatas idóneas para ser la pareja ideal de alguien? ¿Mantenernos inertes ante las situaciones injustas en un clima organizacional nos posiciona en el mejor escenario para una mejor oportunidad laboral? ¿La belleza tiene que ser siempre más importante que la inteligencia? ¿Debemos conformarnos con ser el papel secundario en nuestra propia historia? ¿Insistimos en educar a nuestras niñas respetando siempre la norma de tener que adaptarnos, encajonarnos o modificarnos para poder aprovechar los intentos fallidos de oportunidades ofrecidas?

Más allá de estas historias que llevamos escuchando desde pequeñas y que son pieza de acondicionamiento de nuestra estructura social, de cierta manera crea una atmósfera irreal con unas expectativas que además de inalcanzables son soberanamente absurdas para insertarlas en la vida diaria. Qué tal si por un momento comenzáramos a redactar nuestras historias desde lo que realmente deseamos y no lo que nos impone “la sociedad”. Qué tal si en esta ola de innovación nos remontamos para replantearnos algo diferente a lo que se espera de nosotras bajo una definición cuadriculada y dominada.

Te invito a meditar desde que punto puedes iniciar y/o fomentar estos cambios tan necesarios para todas nosotras. Los pequeños cambios hacer una gran diferencia y si debemos comenzar, hoy es un excelente día para ello.

 

Nombre: Leila Marcano Nieves – Profesora y Estudiante Doctoral

lmarcanon@gmail.com

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