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Adolescentes: violencia de género y sociedad


Las llamadas de atención en los medios de comunicación y en jornadas y seminarios acerca del aumento de la violencia de género en las relaciones afectivas entre adolescentes y jóvenes ocupan titulares, estudios y propuestas de investigación. Reconociendo este aumento, resulta preciso acotarlo y plantearlo en su verdadera dimensión desde varias coordenadas.

Las encuestas y estudios que alertan del grave problema que resulta la presencia de la violencia de género entre los adolescentes, suelen fundamentarse en un conocimiento del tema teórico-empírico basado en datos como llamadas telefónicas, encuestas, cuestionarios, formularios etc. en otras palabras, se trabaja este tema desde estudios transversales científicos y no desde un acercamiento real a los adolescentes. Para ver la realidad de este problema es preciso conocer de cerca las relaciones afectivas de los adolescentes.

Y conocer la realidad de las incipientes relaciones afectivas de los adolescentes significa tener en cuenta los siguientes parámetros: a) en afirmación de su pubertad los adolescentes consideran que tener “novia o pareja” es un elemento importante en sus vidas; b) en el desarrollo de esas nuevas relaciones imitan lo que ven a su alrededor: su familia, sus amigos, programas televisión, canciones, videos, etc. creen que lo “bueno” es dominar a la mujer; c) son escasamente conscientes de que determinados actos pueden constituir delito; d) por último, no piden consejo ni ayuda pues se consideran preparados para llevar a cabo esas relaciones incipientes afectivas. Luego, podemos concluir que existe una falta de formación en igualdad, en qué significa una relación afectiva y en cómo vivirla.

Señalados estos parámetros a tener en cuenta, resulta sencillo describir qué hacer en este tema.

Ser positivos en la educación. Por las características propias de los adolescentes éstos rechazan “injerencias y establecimientos de normas de conductas para sus vidas”. Es esencial educarles para que aprendan a quererse más y mejor. Sin obviar, la existencia de “piedras en el camino”.

Hay que hacerles ver que su “rebeldía de adolescentes” también debe manifestarse en no aceptar lo que el pensamiento patriarcal-machista les impone con canciones, videos, programas televisivos, costumbres “sociales”, etc. Pueden y deben mostrar su aceptación de la igualdad.

Es necesario facilitarles los medios tecnológicos existentes que les ayuden a distinguir los errores –violencia machista- en sus relaciones afectivas. Y “acompañarles en su caminar afectivo” con la presencia cerca de ellos de expertos en el tema, expertos que no “riñan” sino que aconsejen cómo vivir el amor respetando la libertad del otro.

Como en cualquier otro tema, el profesional que se adentre en las relaciones afectivas de los adolescentes debe estar bien preparado.

Pero no es suficiente con conocer la naturaleza de la violencia de género y la legislación existente. Conocer lo que piensan los adolescentes de la violencia de género es importante, como lo es conocer sus ideas respecto a las relaciones afectivas. Y también resulta imprescindible conocer las características propias de la adolescencia como por ejemplo el “mundo virtual” y las redes sociales en las que se desenvuelven. Y no olvidar en ningún momento que los adolescentes viven en una sociedad patriarcal-machista, en una sociedad donde la violencia está instalada como medio para resolver conflictos. El adolescente no es un verso suelto, forma parte del “poema de la sociedad”.

“Las leyes pueden ayudar a encauzar las conductas, pero sólo la educación cambia los corazones” (Martin Luther King) ¡Y enseñar a los adolescentes a amarse con igualad, con respeto a la libertad del otro, es comenzar a cambiar la desigualdad existente en nuestra sociedad! Formarse para ello es comprometerse en el cambio social.

 

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