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La depresión duele

Quisiera pensar que la depresión es changuería y que la gente se auto-compadece demasiado. Quisiera pensar que la gente elige deprimirse. Quisiera pensar que es un estudio más de las compañías para hablar, vender medicinas y ofrecer tratamientos. Quisiera pero no puedo porque cuando la depresión toca las puertas de tu hogar, no tienes forma de escapar de ella con negación.

Durante las primeras etapas, cuando no sabes qué está pasando piensas que algo anda mal. Que es una malcriá. Que hace un show por cualquier cosa. No se nos prepara para lidiar con personas que están tristes y permanecen tristes. Nos creemos que si alguien llora tiene un golpe, le echamos medicina y ya. Pero eso no funciona.

Luego creemos que nos ponemos el gorrito de sicólogas y que con nuestro amor, paciencia y mucha oración la depresión va a desaparecer. ¡Tampoco!

Los resultados devastadores de una depresión sin atención médica te dan en la cara. Nunca los viste venir y mucho menos sabes qué hacer cuando encuentras que la nena se cortó sus muñecas en un acto de desesperación porque ya no puede lidiar con el dolor interno y la desesperanza.

Es entonces cuando lees más y visitas posiblemente una psicóloga. Lejos de atender el paciente encontrarás que le hablaste todo el tiempo porque han sido inútiles tus intentos de aliviar el dolor de tu hija. Es así cuando de primera mano debes lidiar con el familiar enfermo, toda la familia que no entiende el proceso, con tus angustias interiores y con complicaciones escolares o laborales del afectado y la familia.

Hubo un anuncio en la televisión que decía “depresión hurts” y solo en este momento entiendes la seriedad y gravedad del anuncio y ciertamente, hasta las mascotas que una vez le hicieron brillar de alegría, ahora ni la mascota encuentra su espacio. La depresión le duele al paciente, a la familia, al cuidador, a las metas, al hogar, a los planes y todos los que nos rodean.

Se tarda en buscar ayuda por desconocimiento porque muchas personas bien tratadas sobrepasan la depresión y nunca más la experimentan. Otras tardan mucho más en encontrar salida pues en ocasiones la terrible depresión es solo un síntoma de otras enfermedades. Los cuadros varían tal y como varían las edades, las alturas, los intereses, el peso, las características físicas. No existe un santo remedio que los cura a todos.

Es muy importante conocer los síntomas de la depresión y aún más importante reconocer que existe ayuda. Este número de junio es dedicado a información que ayuda identificar señales, e identificar recursos. Queremos que sepas que las enfermedades mentales son reales y pueden agravarse si no se tratan a tiempo creando un caos en tu vida y en la vida de los que te rodean. También queremos que sepas que pedir ayuda puede ser el acto más importante para retomar las riendas de tu estabilidad emocional y física.

La depresión duele. El primer paso depende de ti.

 

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