Sobrevivir tras una cortina de humo negro o renacer solidarios
Leemos en la portada periódico Metro, edición Puerto Rico, jueves, 16 de marzo de 2017: “Un millón de puertorriqueños abandonaron la isla en 15 años”. Lo que me sorprende es que aún haya suficiente vida inteligente (léase por inteligente esa “capacidad de pensar, entender, razonar, asimilar, elaborar información y emplear el uso de la lógica”) en la 18°15′ Norte, 66°30′ Oeste como para reconstruir esta sociedad. Solo se escucha un murmullo en las redes sociales como cuando la función ha terminado y el público no entendió la obra. Pues claro, porque esto no se trata de un ensayo general, ni de una obra, ni de fumata bianca o nera, se trata de la vida real, de la única que tenemos, del legado que dejaremos a nuestros descendientes y de nuestra patria. O correremos la suerte de ser una simple farsa tras una cortina de humo oscuro como el silencio, como la muerte, como lo que pudo ser.
Vivimos algunos 3.3 millones habitantes del planeta (que iban a ser 4 pero algunos –como acertadamente informa el titular del gratuito diario– ya pudieron huir, otros desertar, algunos progresar, otros joderse; se fueron por miedo, los menos por valor para contribuir al universo terrenal; perdonen el regodeo, pero así de complicado es este atolón caribeño circense). A los que no les importa porque no les afecta o porque seguirán devorando la carroña que les obsequian para estar domados o a los que contribuyen a esta maldita catástrofe socioeconómica, a fuerza de la corrupción, de jugar y aportar a esta perversión política que nos asfixia, les aplaudo con mucho asco por conseguir sus mezquinas metas. A los que hacemos malabarismos para no ser muertos-vivientes en una isla a la deriva, bajo un sol oscuro que asfixia las ideas, una farsa de la historia que a fuerza de tanto cantazo, abusos y engaños por los siglos de los siglos o remontándonos a las aventuras de un genovés, solo nos queda despertar y UNIRNOS. ¿Adivinen qué? Estamos vivos y tenemos que recuperar la realidad, el cuerpo, la voz. O moriremos también sin entender que tras el telón había una vida digna, productiva, con madurez emocional, creatividad y sueños.
El país (o la colonia) donde habito (yo lo llamo patria –una cada vez más desolada, torturada y abandonada–) de cuyo nombre los gringos no quieren acordarse, está en la más cruda quiebra. Sin embargo los dirigentes y la masa muda siguen jugando a un no sé qué carajo (bueno a seguir robando unos, otros a seguir recibiendo mierda sin aspirar a más) de robar aquí y allá, y es que “todos tenemos que sacrificarnos en tiempos de crisis”, condenan con asqueroso cinismo. Y los héroes de derecha e izquierda siguen de carnaval. Ellos apoyan que se gasten miles del erario en un plebiscito cosmético que no sirve de nada, que cuando se limpien la cara y el trasero (o culo) solo tendremos la misma mueca torcida y la misma mierda. No ven que los políticos solo están montando en el chijíchijá mediático para no meterle coraje, valor y esfuerzo a rescatar la isla. Hello! Trump is the actual Mr. President. El ridículo plebiscito NO sirve más que de un performance para entretener al público, mientras recortan el dinero de los servicios al pueblo (alimentación, salud, educación escolar y universitaria). No olvidemos que lo que ha hecho el (des)gobernador con la UPR es otra canallada. Juntaplanjuntaplanjuntaplan de un buitre las dos alas.
Tenemos que despertar y ver más allá del telón oscuro, recordar nuestra arma más importante: la solidaridad, esa arma poderosa de amor y valor, unirnos por el bien común, unirnos para sobrevivir, para ser libres sin maquillaje, para sencillamente poder sobrevivir aquí, en esta isla llamada Puerto Rico. Es cierto, todo parece una farsa, porque lo es… un reality show político (píntalo azul, rojo, verde, o de niñita burguesa o de vejete comepan), nos obligan a vivir tras una cortina de humo negro (el cual se debe a una mala combustión de la corrupta ambición de unos y el conformismo de otros) que cuando se descorra solo quedaremos algunos seres marchitos intentando alzar la voz y las manos sin dedos, entre los desmembrados cuerpos que alguna vez se llamaron puertorriqueños. Ya basta. Es hora de renacer. Es hora de ser SOLIDARIOS. Es hora del grito.
Ana María Fuster Lavín, San Juan, Puerto Rico 1967. Estudió su bachillerato en la Facultad Humanidades de la UPR-Río Piedras (concentración en música y Estudios Hispánicos) y su maestría en el la UPR-RP en Estudios Hispánicos) Escritora, editora, correctora, redactora de textos escolares y columnista de prensa cultural. Ha sido coordinadora de fútbol infantil, y fue secretaria general del Pen Club de Puerto Rico durante 4 años. Ganadora de diversos premios en ensayo, cuento y poesía. Sus escritos han sido publicados y traducidos al inglés, francés, portugués e italiano. (Fue invitada especial por Syracuse University, para dar un recital bilingüe y publicado en su revista Corresponding Voices. Ha participado en lecturas de cuentos, poesía, conversatorios y ha ofrecido conferencias en Puerto Rico, España, República Dominicana, México y Estados Unidos.Además, es coeditora junto a Uberto Stabile de (Per)versiones desde el paraíso, antología de poesía puertorriqueña de entresiglos (Rev. Aullido, España, 2005). También fue incluida en distintas antologías puertorriqueñas e internacionales en poesía, narrativa y ensayo. Libros publicados: Verdades caprichosas (First Book Pub., 2002), cuentos, premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña. Réquiem (Ed. Isla Negra, 2005), novela cuentada, premio del PEN Club de Puerto Rico. El libro de las sombras (Ed. Isla Negra, 2006), poemario, premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña. Leyendas de misterio (Ed. Alfaguara infantil, 2006), cuentos infantiles. Bocetos de una ciudad silente (Ed. Isla Negra, 2007), cuentos; El cuerpo del delito (Ed. Diosa Blanca, 2009), El Eróscopo: daños colaterales de la poesía (Ed. Isla Negra, 2010) y Tras la sombra de la Luna (Ed. Casa de los Poetas, 2011), poemarios; la novela (In)somnio (Ed. Isla Negra, 2012), el poemario artesanal Necrópolis (Ed. Aguadulce, 2014); libro de cuentos breves y microcuentos Carnaval de Sangre (Ed. EDP University, 2015); recientemente publicó la novela Mariposas negras (Ed. Isla Negra, 2016) . Tiene, además, dos poemarios inéditos que se publicarán en 2017 y está escribiendo una novela negra y una infantil.