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¿Qué hacías cuando tenías diez años?

¿Recuerdas cuáles eran tus sueños a los diez años? Por un momento quiero que recuerdes cómo se veía tu habitación, cuál era tu pijama favorita, cuál era tu desayuno especial, qué dulces comprabas en la escuela. Piensa por un momento cómo te vestías para la escuela y cómo te arreglabas cuando salías.

¿Cuál era tu color favorito, tu número favorito, tu mascota? ¿Cuál era tu juego favorito? Y así quiero que recrees cómo era tan poco importante para ti lo que los demás dijeran de ti. Recordarás que decidías qué poner o no en tu cabello sin dudar de ti. ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste así? Posiblemente a los 10 años fue la última vez que no te cuestionaste lo que te gustaba y lo que te hacía feliz.

A través de la adolescencia comenzamos a tratar de encajar en un supuesto lugar más adecuado, más conveniente, más apropiado para la edad, para el sexo, para lograr metas; pero, ¿dónde quedan esos sueños y esa confianza de decidir y querer conquistar el mundo?

Hoy quiero que recrees esa edad y esas sensaciones sólo para que recuerdes lo bien que se siente no poner en duda cada decisión, nuestra fuerza, nuestros sentimientos, nuestros gustos, nuestros sueños. Hoy quiero que escribas todo eso que te surja de primera intención, que no requiere que valides con la moda, con la vecina, con los compañeros de trabajo, con las estadísticas, con el qué dirán.

Define tus sueños como una niña de diez años y ponle fecha a tus metas. Crea una lista de acción. Estas son las cosas que harás a partir de ahora para acercarte a tu ser seguro, a tu ser feliz. Decide quién eres y cómo eres escuchando tu corazón. Deja que tu ser interior te guíe a alcanzar tus metas. Soñar por soñar no alcanza metas, soñar y tomar acción es lo que otros llaman suerte.

 

Lourdes N. Cruz es la Editora en Jefe de Mujeres con Visión. Puedes escribirle a edicionmcv@gmail.com.

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