Haciendo la diferencia
Nos pasa a todas. Las responsabilidades de la vida diaria, el trajín del trabajo, la familia y las actividades no nos dejan tiempo para pausar y reflexionar. ¡Qué reflexionar ni que ocho cuartos! No tenemos tiempo para pensar, para fijarnos en los detalles. Ya casi todas las cosas que hacemos nos salen de manera automática. Tan es así que si nos preguntamos ahora mismo que es lo que acabamos de hacer en los pasados diez minutos, probablemente no recordemos la mayoría de los detalles. Por eso es tan importante que hagamos algo distinto en esta Navidad.
Yo he decidido que en esta Navidad haré algo que debo hacer todo el tiempo pero que nunca logro: fijarme en los detalles. Cuando Mujeres con Visión me invitó a escribir algo y me dijeron el tema de esta edición, pensé que mi proyecto vendría como anillo al dedo. Aquí está lo que me propongo:
Prestar total atención cuando alguien me hable.
Fijarme en los detalles cuando llego a un sitio, especialmente si es un lugar donde no he ido antes.
Fijarme en la gente que me rodea, especialmente si me están sirviendo. Ejemplos: meseras, dependientes de tiendas, funcionarios públicos.
Repetir el nombre de las personas que me presentan tan pronto lo escucho y luego de terminada la conversación.
Conocer un poco más de la gente con la cual me cruzo.
¿Cómo se relacionan estas acciones con lo que trae Mujeres con Visión en esta edición? Pues en que mi objetivo es fijarme, escuchar, atender, entender y apreciar todas esas personas, especialmente mujeres que trabajan día a día para servirnos, incluyendo los feriados de la Navidad. Si nos fijamos bien, en Navidad, año nuevo y Reyes trabajan muchas personas. Algunas lo hacen porque es parte de su trabajo diario y otras porque es el único momento en que pueden hacer negocios. Lo que pasa es que estamos tan acostumbradas a verlas que las pasamos por alto.
Esta temporada, si voy a un restaurante en Nochebuena, Navidad, año nuevo o Reyes, hablaré con ellas. Les haré saber que estoy consciente de que están trabajando mientras yo estoy libre y que son importantes para mí y para todo Puerto Rico. Si me cruzo con alguna funcionaria pública, la saludaré y le daré las gracias. Si puedo, me detendré y le hablaré. Conoceré su nombre, de dónde es y otros detalles.
Esta Navidad no habrán personas invisibles en mi vida. Reconoceré el valor de las trabajadoras de nuestra tierra y su aportación. Y se los diré, porque más vale decirlo que solo pensarlo. Con un like mental no es suficiente.
Ayer comencé con el proyecto y me detuve a hablar con una policía municipal de San Juan. Luego de que se le borró la cara de sorpresa cuando le dije gracias, descubrí que ella es igual a mí, que apreciaba mis palabras y que nunca nadie, en sus varios años en la policía, le había detenido para simplemente darle las gracias y conocerle como ser humano. ¡Qué bien me sentí de haber hecho esa diferencia!
Y con esa sensación de Mujer Maravilla seguiré todas estas navidades, esperanzada en que la experiencia me lleve a ser así siempre.