top of page

¡Pal carajo!



¡Qué rico es mandar a alguien pal carajo! Se siente como si te bajaras a King Kong de la nuca; mucho mejor que una tortilla de Klonopin y Percocet para el desayuno. Con una buena mandá pal carajo te economizas en doctores, medicinas y psiquiatras. Te ahorras las venas hinchás, los dolores de cabeza y el estrés aplastante. Por eso te lo recomiendo: es barato, sencillo y con efectos terapéuticos espectaculares.


No importa el lugar exacto del Carajo donde mandes a esa persona, desde las pailas hasta el mismísimo centro, solo tienes que hacerle el mapita del camino. Una vez llegue a su destino, le cierras la puerta de salida y ya, asunto resuelto.


Por supuesto, las mandás pal carajo deben estar reservadas para momentos muy meritorios, para las circunstancias que no tienen ninguna salida diplomática o mediadora. Es una herramienta poderosa que se hace más fuerte aún cuando la utilizamos juiciosamente, en cantidades pequeñas. Además, requiere disciplina. Una vez mandamos a una persona pal carajo, no podemos recibirle nuevamente en nuestro reino. Hay excepciones, pero pocas.


A continuación te ofrezco una guía sencilla para determinar cuándo es meritoria una mandá pal carajo:


  1. La pareja: Cuando llegan a unos acuerdos y se los pasa por donde no le da el sol, cuando te pelea constantemente o te maltrata, cuando no asume sus responsabilidades con el hogar, la familia o los chavos; o cuando simplemente ya no quieres estar en esa relación.

  2. El político: Casi siempre se merecen la mandá. Para ser específicos, mándalo pal carajo cuando promete algo en la campaña y no cumple, cuando hace comentarios sexistas o misoginistas, cuando no adelanta la igualdad de género, cuando se aparece por tu casa solo en tiempo de elecciones, cuando sale de su cacharro motorizado y se monta en una nave, o cuando no haga caso a tus reclamos. ¿Cómo te aseguras que la mandá tenga efecto? Cuando le haces campaña en contra y le votas en contra en las elecciones.

  3. El compañero de trabajo: Cuando se mete en tu vida personal sin que le hayas invitado, cuando te tira al medio por tonterías, cuando se lleva la gloria por tu trabajo, cuando te tira a ti todo el trabajo o cuando se la pasa hablando mal de ti frente al jefe u otros compañeros.

  4. La familia: Cuando ya eres independiente y todavía quieren mandarte, cuando juzgan tus decisiones sentimentales todo el tiempo, cuando quieren criar a tus hijos y cuando solo se aparecen para criticar.


Hay muchas otras razones para mandar a una persona pal carajo, pero al menos con las mencionadas tendrás una idea de algunos momentos que verdaderamente lo merecen. Si estás decidida y tienes la fuerza de voluntad de ver a esa persona perderse para siempre en el horizonte camino al carajo, habrás alcanzado tu meta.


La próxima vez que te sientas tentada a seguir aceptando personas que no contribuyen en nada a tu vida, que te causan estrés o te hacen un daño real, no recurras a las pastillas o a los doctores. La fuerza está en ti y tienes la mejor herramienta gratuita para salir del revolú: ¡Mándalos pal carajo!


* * *


¡Bienvenida a las ventas del Carajo! Te invito a que compartas conmigo frecuentemente en Mujeres con Visión, donde traeré asuntos que están del Carajo y mi opinión sobre cómo atenderlos. Hablaré contigo de forma directa, sin miedo, para que sepas todas esas cosas que querías saber y que otras tienen miedo de contarte.


¿Cuál es mi meta? Que encuentres una voz firme, pero alegre, que te hable sin censura de temas bien importantes para nosotras tales como: relaciones, derechos, igualdad, educación, participación, solidaridad, salud, familia y muchos otros.


Juntas podemos lograr que nuestras mujeres despierten del marasmo donde nos ha metido una sociedad patriarcal y machista. Lo haremos junto a esos hombres valiosos y valerosos que apoyan la igualdad, no la superioridad de un género sobre otro.


Vamos juntas a crear conciencia entre nosotras sobre la importancia de llevar este mensaje a todos lados.


No subestimemos el valor de una buena risa, de un comentario mordaz que llegue no solo al corazón sino a la conciencia de nuestro pueblo. Estamos convencidas de que la verdad no tiene paredes ni cerraduras, y la verdad es que llegó la hora de la igualdad para todos los seres humanos. Asuntos como género, clase social, color de piel, religión y creencias personales no tienen cabida en una sociedad democrática e igualitaria.


Por eso te invito a que estés del carajo en tu defensa de la igualdad. ¡Acompáñame en este camino y juntas lograremos un éxito del CARAJO!


Notita:


Ah, ya casi olvidaba contestar la pregunta que todos me hacen: ¿por qué me llamo Lola Mento? Porque en esta columna hablaré de las cosas que ninguna otra se atreve a decir, porque no tengo pelos en la lengua, porque soy una mujer decidida, atrevida, completa; sin miedos y sin excusas. Por eso, lo lamento si hay alguien que no le gusta que hable malo y lo que digo. A esos, ¡pueden irse pal carajo!

bottom of page