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Ada Álvarez Conde: lo que no dije


No hay edad para sufrir ni para triunfar. Todos los días escuchamos historias de ambos casos, tanto en jóvenes como en adultos. Por eso es tan importante esta entrevista y esa es la razón por la cual estamos en la expectativa de recibir a una mujer que conoce de primera mano lo que son ambas cosas.

La llegada de Ada, a quien no conocíamos personalmente, trajo a la mente varias imágenes: joven, sencilla, amable. Estas características de nuestra primera impresión serían reafirmadas durante la entrevista, mientras descubriríamos otras que redondean la personalidad vital y completa de una mujer extraordinaria.

No hubo momento para descanso. Tan pronto llegó comenzamos a hablar de ella, de nuestra revista y de otros temas interesantes. Para el momento en que por fin se preparó la cámara y comenzó la grabación, ya nos sentíamos en presencia de una gran amiga que tenía muchísimo que aportar a las mujeres puertorriqueñas.

Ada comenzó contándonos sobre las experiencias vividas en un noviazgo y que le llevaron a construir su novela ‘Lo que no dije’, que le convirtió en la novelista más joven de Puerto Rico. A partir de la novela construyó un proyecto más abarcador para conversar con las mujeres sobre violencia en el noviazgo y estableció la Fundación Alto al Silencio. A través de ella ha intervenido en cientos de presentaciones en las escuelas, los medios y otros foros, siempre llevando el mensaje a la mujer de “hacer valer y notar la necesidad de la prevención y, con la información, salvar vidas.”

Durante el pasado año Ada saltó a la atención pública del pueblo en general cuando aspiró al escaño de Senadora por San Juan. Aunque no prevaleció en las elecciones generales, nos cuenta que su experiencia fue positiva (aún cuando enfrentó muchísimos retos) y que no descarta aspirar nuevamente en el futuro. Nuestra pregunta obligada fue: ¿por qué? Pues porque a través de lo vivido en sus visitas al pueblo pudo apreciar más de cerca la necesidad de que las mujeres se preparen y pongan sus servicios a la disponibilidad del pueblo, y porque ella reconoce que tiene la capacidad y entrega necesarias para hacerlo excelentemente.

Poco a poco, mientras nos hablaba de esas experiencias y otras en sus treinta años, como la de haber pasado por tres operaciones de corazón abierto, se nos reveló una mujer segura, inteligente y preparada que tiene unas metas trazadas y un plan de acción concreto para lograrlas. Esta poderosísima combinación hace que sus palabras fluyan sin ambages, ciertas, hasta pintar un cuadro claro de la mujer que tenemos de frente. ¡Y Ada es una MUJER!

Terminamos la entrevista con la sensación de una puerta que se abrió. Apagar la cámara y el micrófono fue un simple acto de paso, una realidad que no concordaba con las posibilidades abiertas por la presencia de Ada en nuestra revista. Cuando comenzamos a desarrollar el proyecto de Mujeres con Visión lo hicimos con el propósito de que nuestras mujeres conocieran otras mujeres que sirvieran de puente y que, a través de sus historias y participación, lográramos establecer puentes sólidos entre mujeres que de otra forma no se unirían o a quienes se les haría difícil coincidir dadas las vueltas de la vida. Mujeres con Visión tiró un puente hacia Ada y ella correspondió tendiendo el suyo propio hacia nosotras. Esa unión abre unas posibilidades fascinantes que pueden redundar en múltiples proyectos conjuntos para beneficio de todas las puertorriqueñas.

Al fin, agradecidas y reanimadas en esta mujer espectacular, nos despedimos. Quedamos esperanzadas en que, al momento en que se publique este artículo, hayan updates en nuestra página indicando todas las formas en que Ada es una Mujer con Visión.

 

Te invitamos a conocer más de Ada, sus proyectos y la Fundación, aquí.

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