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Mujeres, es más fácil lograrlo en Comunidad


Solía incomodarme acompañada de mujeres por tiempos prolongados, aun siendo mujer, tenía la creencia de que era conflictivo e improductivo.


En un momento de estancamiento emocional y financiero, una amiga que conocí en mi primera experiencia de coaching me presentó una oportunidad llamada “Coaching para mujeres”. En principio no me explicó de qué se trataba, ni siquiera mencionó el nombre pues sabía mi pensar sobre los grupos de mujeres.


Me causó resistencia encontrarme en una sala de al menos 100 mujeres. Lo que experimente en esas horas, automáticamente comenzó el viaje de derribar mis creencias y a abrir posibilidades para mí, me vi en otras mujeres desde la vulnerabilidad, la inteligencia, la fuerza, el amor, la sutilidad, la compasión, bondades que no veía posibles en mí, me aterraba experimentarlas, conectarme con ellas en cualquiera de sus formas. Me veía como una mujer firme, tajante, radical y para mí era todo lo que necesitaba para llegar a donde deseaba. Las relaciones profundas generan apego y este último estancamiento. No tenía idea de cuánto dolor me generaba esta única forma de ser.


Elegí entonces entregarme a la experiencia de lo incierto, con un grupo de 24 mujeres más de todas las edades. En este camino me di cuenta que todas teníamos en común el duelo de la mujer que no nos habíamos permitido ser, no podía creer que aun teniendo historias y nacionalidades distintas, nos parecíamos tanto, pero tampoco creía que fuese casualidad.


Ese grupo de mujeres desconocidas se convirtió en mi espejo, amargo y sutil a la vez, para descubrir quién realmente era yo y mi inspiración para trascender el miedo que se disfrazaba de rigidez. Sólo cuando fui la mujer amorosa, vulnerable, sutil, compasiva, pude ser entonces la pareja que quería ser y la que mi esposo pacientemente esperaba, él sabía que estaba allí escondida, se dio cuenta primero que yo y que este grupo de mujeres. Pude ser la amiga disponible y cariñosa que mis amigos y familia necesitaban. Y en medio de este proceso me convertí en la madre amorosa y entregada que no me creía capaz de ser. A mi hija, quien hoy tiene 2 años, la tomamos como la manifestación de que estábamos saliendo de la oscuridad después de tanto tiempo, de que sí podíamos elegir un camino diferente como creadoras de nuestra felicidad.


Tenemos la necesidad instintiva de convivir en comunidad para conseguir lo que queremos, el camino es tan doloroso o gozoso como lo elijas. No pretendo inclinar tu balanza hacia mi experiencia, mi intención es dejarte la reflexión desde mi experiencia de que acompañada lograrás en un año lo que sola te tomará quizás 10. Otras mujeres no son la competencia, son el espejo amargo o sutil de lo que todavía no has tenido la posibilidad de ver en ti, y esto que no ves es lo que te ha impedido ser para llegar a donde quieres estar.


Con amor, Rosi.


Rosairene Hurtado.

Coach de Familias y Parejas.

coachingrosi@gmail.com

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