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Convocatoria


Huracanes. Terremotos. Políticos.

En los pasados años hemos enfrentado desastres de diferentes magnitudes y con muchas repercusiones. María nos enseñó la cara oculta del país. Los terremotos nos enseñaron a vivir con temor. Los políticos nos enseñaron lo mismo de siempre: hemos escogido mal nuestros gobernantes.

En cada desastre hemos enfrentado dos opciones: caer en la desesperación o demostrar que podemos salir adelante aún en las situaciones más agobiantes. En cada uno de estos desastres hemos visto ejemplos de mezquindad, mentiras y desinterés; pero también hemos visto compasión, hermandad y, más que todo, solidaridad. El puertorriqueño promedio ha demostrado por enésima vez que cuando las circunstancias son difíciles, puede ser solidario con sus hermanos. Esa característica nos ha definido siempre. Sin embargo, hay que hacer más.

Necesitamos comprender que un país necesita solidaridad en todo momento, no solo en los más difíciles. Las divisiones provocadas por el partidismo político o las diferencias religiosas y sociales son la píldora venenosa que destruye poco a poco la capacidad de comprender cuando somos parte de un todo y cuando ese todo necesita de todos para salir adelante. Si ya hemos probado ese veneno y hemos visto cómo ha destruido nuestro país, ¿por qué no probamos con ser solidarios siempre?

Puerto Rico necesita solidaridad interna. Necesitamos que todos los géneros comprendan que una palma o una pava no dan comida y seguridad a todos por igual. Necesitamos entender que ser cristiano, musulmán o ateo no hace ninguna diferencia a la hora de los desastres. Tenemos que discernir lo que vale realmente: nuestra humanidad.

Llamamos a las mujeres puertorriqueñas a liderar un nuevo movimiento solidario que trascienda banderas, colores, creencias y políticas. Llamamos a las valientes que siempre han demostrado su fortaleza para luchar y a las que han estado calladas por demasiado tiempo. Llamamos a las del pueblo y las del campo, a todas las que ven cómo estamos perdiendo nuestro futuro por dejarlo en manos de unos pocos a quienes no les importa.

Te llamamos a ti, mujer. Convoca a tus hermanas, vecinas, amigas. Habla con ellas sobre la importancia de insertarse en la lucha por un Puerto Rico mejor. Solidarízate con otras mujeres, aunque no creas las mismas cosas que ellas. Busca apoyo en mujeres solidarias. Prueba la fuera de la unión y mira el futuro brillante que todas podemos alcanzar juntas. Mira cómo, tomadas de la mano, ningún viento puede arrastrarnos y, aunque la tierra se quiebre por el mismo medio, ningún abismo puede tragarnos cuando estamos tomadas de las manos.

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