La revolución está en tu dolor
No tengas miedo de quebrarte De sentir ese dolor agudo que sacude tu estómago Siente como el sufrimiento se burla de ti ¿Te sientes vulnerable?
Quémate y que arda todo lo que llevas adentro Las palabras, los insultos, las derrotas Letras incorregibles, números nunca usados Escúpelos y lame con inquietud tus versos perdidos.
¿Te duele? Es que hay días en que es difícil respirar Mis dedos cansados pueden sentirte No quiero animarte El consuelo es preludio de la compasión.
¡Levanta! Sal del purgatorio Tu alma no está condenada a la resistencia. No te quedes varada en tu llanto. Las lagrimas son para regar nuestra alma. ¡Esencia!
Si sales de caminos resecos y oscuros la revolución ha comenzado Si puedes posar tu mejilla a la traición la revolución ha comenzado Si puedes convertir tu dolor en vasijas de transformación. La revolución ya comenzó. El acto más revolucionario es hacer del dolor un sustento del alma Una espada vivaz, talismán, tu cura Si es así, la revolución de ti mujer ha comenzado.
Estudiante de Maestría en Consejería Psicológica, Universidad Ana G. Méndez Recinto de Gurabo. Junta de directores del Centro Cultural Dra. Antonia Sáez de Humacao.