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Cuando arden las niñas

Cuando arden las niñas

1. El hermano, Alex

(primer testimonio)

Mi hermanita mayor Cristal tenía 13 años cuando llegó el ex, la bañó en gasolina y luego hizo clic con el lighter. Sí, vi cuando ocurrió. El ex siempre me daba miedo, además no era un niño como nosotros, tenía barbita y todo. La esperaba a la salida de la escuela. Yo me regresaba con mi patineta, pero de lejitos chequeaba. Él le gritaba y toqueteaba. Lo hacía todo el tiempo, a mí también me gritó y tocó una vez. Por miedo, cuando llegó esa noche, me agaché detrás de la paila para recoger agua. Él entró por la ventana y me abrió los ojos así, bien grande. Significaba que me quedara como chico paralizado. Llegó a donde Cristal, ella estaba dormiíta. Le dijo: “eres solo mía”. Y ¡zas! le prendió fuego y escapó por la ventana.

2. La madre, Milagros “doña Mili”

(segundo testimonio)

Escuché a la nena gritando, el perro también chillaba. Corrí. La pobre parecía una antorcha. Alex salió de su trance y le echó agua al perro, mientras yo apagaba a Cristal. Gritábamos duro. No llegaba nadie. Ningún vecino ayudó, pero alguien llamó a la ambulancia y policía. ¿Cómo que no cuidé a mi hija? Él estaba en la escuela. Yo creía que tenía edad de estudiante. Tú sabes, mayor pero no tanto. Ella estaba en casa cuando pasó. Papi también se casó con mami y se llevaban 15 años, tuvieron seis hijos, y cinco por el lado, pero nunca nos faltó nada. Me hicieron casar preñá a los catorce. Pero yo cuido bien de Cristal, de Alex… tengo dos trabajos para alimentarlos. Le ruego que no me quiten a los nenes. Señor oficial, pregunta demasiado, quiero ver a la nena...

3. El exnovio (presunto agresor), Walter

(tercer testimonio)

Era mía, la amaba. ¿Cómo que eso no es amor? Usted, no sabe na. Sí, empezamos a salir cuando Cristal tenía 12; yo 18. En la escuela, se brega bueno. Voy al grano. Esa noche, se me metió el demonio. Ella me guasapeó que “cabrón bruto, déjame tranquila. No quiero más”. A mí, ninguna perra me insulta ni me deja. Yo la amaba, me prendía el cuerpo. Usted, sabe. Justo en el momento de darle al mechero, recordé la primera vez. En el cine. Nos besamos y le toqué su cosita, bien mojadita. Me la tiré allí mismito. Si eso fuera violación, ella no hubiera querido, no estaría mojada. Coño, usted está aquí pa defenderme, no pa darme clases de ser bueno. Sí, le pegué fuego. Voy pa la cárcel, pero ya ningún otro hombre se la llevará.

4. Los comentaristas

(testimonios anónimos)

Justiciero_72: es culpa de la mai, como permitió que la muchachita estuviese con un adulto. Libia: pasa cuando no vas a la iglesia, las niñas pa’ la casa, que después se dañan y abortan. PJ: es culpa del reguetón. Karla: miren ignorantes, es el machismo, la pobreza. Vengador_81: si lo cojo, lo tiro pal crematorio, nadie lo ba a eztrañar. Pura: vendito, no sabemos qué le hizo la nena, miren que el demonio está por ahí. Mati: pedófilo macharrán, sin perspectiva de género, así va la violencia isleña. Justiciero_72: Mati, tú eres una feminazi. Pura: Vengador_81 lo voy a reportar. Oren todos aquí. PJ: Chorro de incultos. Libia: eso es Pura, si mandaran los religiosos no pasaría esto. Mati, tú eres parte del problema. Justiciero_72: ya las mujeres se volvieron locas. Karla: loca, tú. PJ: necesitas que te den candela.

5. La senadora, Lcda. y Rev. Mariola “Tuti” Chévere

(proyectos de ley)

“Compañeros senadores y senadoras, todos y todas se olvidan de que pudimos ser esa niña pobre quemada. Un pueblo que no protege a sus niñas y niños es un país sin futuro. Tenemos que desarrollar un programa proactivo que fomente los valores de abstención, las mujeres somos…” Apaga el micrófono, vota en contra del aborto y de la educación perspectiva de género, insulta a las mujeres que protestan a la salida, tampoco contesta el teléfono a la mamá de la niña quemada, implorándole ayuda para un trasplante de piel. Tuti suspira. Tiene a Dios en cada voto y espera una jugosa “donación” de su amante, el pastor y accionista de una nueva cadena de hoteles, a cambio de expropiar para su empresa dos escuelas y 30 inútiles unidades de viviendas: una la ellas, la de doña Mili y sus hijos.

6. La reportera, la madre del agresor y una estudiante

(cubriendo la noticia)

Reportera: “¿Sabía que su hijo mantenía una relación con una niña de 12 años?”. Mamá: “Mire, las niñas ahora son bien rapiditas abriendo las patas. Mi hijo es un jovencito bueno, le enseñamos valores cristianos. Ella lo enloqueció”. Reportera: “La menor ahora está luchando por su vida… su hijo ¿muestra remordimientos?”. Mamá: “será muy periodista, pero con mi varoncito no se meta. La mai es culpable, esa no cree ni en Dios”. [Agarra el micrófono y lo estrella contra una pared. La periodista termina el reportaje y se aleja.] Estudiante rabiosa grita: “¡Walter es un pedófilo! Madre: “Y tú una loca. Él tiene los pantalones bien puestos. Tú eras otra de las alcahuetas de esa relación”. Estudiante: “¡Somos niñas! Él violó y le pegó fuego a Cristal.”. [La madre le da un fuerte empujón a la joven. Se alejó llorando].

7. La víctima, Cristal

(sin voz ni testimonio)

Quería ser mayor, pero ya no puedo ni pintarme las uñas. No me quedan pies ni manos. En la escuela, las nenas me alentaban cuando Walter me rondaba. Empezó con coqueteos, él me hacía sentir mayor. Era tan bello. Me llevó a las patronales a perrear, esa tarde tuve mi primera menstruación. Nunca volveré a tenerla. El fuego achicharró hasta mi futuro. Tampoco quiero tener hijos, ¿para que se jodan como mi hermanito, o yo, o mami? Mami, sabía... Total, nunca está en casa cuando regreso. Aquel primer beso fue lindo, pero después me toqueteó fuerte, y me dolió mucho al penetrarme. Quise dejarlo, pero me pegó; otra vez dijo que le haría daño a mami. A la tercera, aquí estoy, como una oruga que nunca será mariposa. Digo, imagino, porque el fuego me quemó los ojos y las alas.

 

Ana María Fuster Lavín

Escritora puertorriqueña

Carnaval de sangre 2-Cuestión de género

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