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Cuando mis amigas son felices…


Cuando mis amigas superan un desamor, ¡victoria! ¡triunfo!

Cuando mis amigas consiguen un trabajo justo me causa satisfacción.

Cuando abrazo a mis amigas siento una fuerza en mi interior que nos une.

Tan diferentes todas, su dolor tan parecido al mío, su opresión tan igual a la que he sentido, tan niñas buscando a un padre que maltrato nuestro amor. Por eso cuando mis amigas son felices he ganado la victoria de la hermandad.

Cuando mis amigas son violadas, asesinas, discriminadas, me levanto en indignación y sufro de impotencia y el dolor me gana.

Cuando mis amigas me critican por no tener intereses estéticos, de moda de diseñador, la traición enreda mi cuerpo y mi ser emana ingratitud.

Cuando mis amigas me besan como Judas besó a Jesucristo; ¡Traición Cruel! La sangre de las espinas se incrusta en mi cuerpo.

¡Ay! mis amigas tan iguales todas, víctimas y victimarias de un sistema desigual que nos obliga a traicionarnos, a golpearnos, a herirnos unas a las otras.

Es que mis amigas son todas las mujeres, las que luchan y resisten la libertad femenina, las que asumen con miedo el rol que se les ha otorgado; pero también aquellas mujeres activistas, llenas de flores y de libertad. Todas son mis amigas, porque ser mujer es llevar poder.

Por eso cuando mis amigas siendo felices se olvidan de mí, yo sonrió a la vida porque un ave ha salido de su jaula.

 

Kristal M. Rivera González

Estudiante del Programa Graduado de Consejería Psicológica

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