top of page

Trump no te habla a ti. Ni a mí.


Trump no te habla a ti. Ni a mí.

El palabreo en Puerto Rico sobre las cosas que dice el presidente Trump parece no tener fin. Más que ningún oro presidente en memoria reciente, Trump ha dicho muchas barbaridades sobre los puertorriqueños y sobre muchos otros grupos, ciudadanos o no. Juzgando por lo que hemos visto desde allá y lo que se habla acá, podemos estar casi seguras de que todavía no entendemos la estrategia del individuo.

Desde las elecciones de 2016 está claro que Trump no le habla a los puertorriqueños. Ni a los mexicanos. Ni a los negros, ni a los blancos. Trump no te habla a ti. Ni a mí. A quien le habla este señor es a su gente. Y, contrario a lo que se piensa por ahí, su gente no es blanca, aunque muchos sí lo son.

Su gente es su grupo de votantes compuestos en su mayoría de personas de baja escolaridad y pocos conocimientos sobre las realidades de los Estados Unidos y el mundo. Este grupo se caracteriza por una devoción al líder que, en su imaginario, representa sus valores y su defensa de un país que muere a manos de extranjeros y liberales. El hecho de que Trump sea un billonario narcisista, bruto y rudo, nada tiene que ver con su adoración. Lo que les gusta es que Trump es “uno de nosotros”.

Cuando Trump habla sobre Puerto Rico, María, Carmen Yulín y lo que se le ocurra en su pequeña mente enferma, no lo hace para molestarnos. No lo hace siquiera porque crea que es cierto. Lo hace para mantener firme esa base de votantes, ese grupo que le dio el poder en el 2016. En ese mundo no importa mentir y no hay argumentos válidos en contra. La meta es ganar nuevamente en el 2020 y para lograr eso todo se vale.

Dadas las circunstancias, nos atrevemos hasta a decir que Trump quiere a los puertorriqueños, mexicanos, inmigrantes, mujeres y todas las minorías o grupos marginados. Adora los liberales y socialistas, a los gays y los inteligentes. ¿Por qué? Porque todos le dan la madera para seguir avivando el fuego que mantiene activas a sus tropas.

Si quieres que el fuego de Trump se apague, quítale la madera. No compartas las barbaridades que dice y utiliza tu tiempo para educar a tu familia, amigos y comunidad en las formas en que se puede combatir ese tipo de personas. Si tienes un familiar en los Estados Unidos, úrgele que vote. Dile lo importante que es cada voto puertorriqueño en los Estados Unidos. Enséñale que es la única forma de cambiar las cosas. En cuanto al resto, no te preocupes. Trump no te habla a ti. Ni a mí.

bottom of page