Nació una feminista
Soy la menor de tres hermanos y la única mujer. No sé que pueda significar esto en otras familias, pero en la mía significó que me sobreprotegieran. Muchas cosas que mis hermanos hacían yo no podía hacer, y la razón principal, o al menos la que me daban era “es que eres nena”. Esta razón se continuó acumulando a través de los años y creó muchas preguntas en mi mente. ¿Qué les falta a las mujeres para llegar a hacer todo lo que los hombres hacen? ¿Por qué siempre se espera que la mujer le sirva al hombre? ¿Por qué se trata inferior a la mujer?
Sin yo saberlo, esa manera en que me criaron fue moldeando y desarrollando la feminista que soy hoy. Esa mujer que siempre se cuestiona las frases típicas “lloras como una nena” o “corres como una nena”, y se pregunta ¿Cómo es que las nenas se suponen que corran? ¿Acaso el hombre nunca ha llorado?
Ya más adulta comienzo a conocer que la desigualdad está en toda nuestra cultura y es más intensa en otras. Con esta realidad me ha tocado vivir, pero no quiero quedarme en ese conformismo de “pues esto es lo que trajo el barco”. Quiero hacer más, trabajar por unos años donde la primera pregunta a una mujer violada no sea “¿qué tenía puesto?” o que tu crianza no sea determinada por tu género. Quiero una sociedad donde no tema por mi seguridad, sólo por que soy mujer y puedo ser más vulnerable.
Esta revista me ha dado la plataforma para expresarme como mujer. Ha sido el primer paso concreto para trabajar en pro de esa igualdad que quiero ver en mi sociedad. La marcha de la mujer en la ciudad de Nueva York a la que pude asistir unas semanas atrás a sido un segundo paso en el movimiento de alzar la voz. Sentir que miles de personas marchaban exigiendo respeto me hizo sentir que pertenecía. Ver como familias, niñas, niñas, y nuestros aliados los hombres se unían en una sola voz permitió que sintiera esperanza. Ese día agradecí todas las veces que de pequeña me dijeron que no podía hacer algo porque era nena, ese día me di cuenta que no soy la única loca que se queja de la desigualdad de género. No soy la única que quiere una sociedad mas justa. Fue una experiencia hermosa y gratificante caminar junto a tantas personas que están cansadas de la desigualdad, de la falta de respeto y de la separación que se está viviendo actualmente.
Aunque haya sido un segundo paso, no debe ser mi último. Cosas tan pequeñas como evitar frases machistas, detener la crianza de género y educar a otros de estos asuntos pueden hacer mucha diferencia. Elegir líderes que realmente quieran trabajar este tema también es parte de lo que podemos hacer cuando salimos a votar. Así que si como mujer no te sientes representada en el gobierno, si no te sientes segura, si consideras que debemos estar mejor posicionadas, únete a mí y a miles de mujeres más que todos los días hacemos algo para exigir solo lo que merecemos.
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