Un año más pa' la jíbara
El deseo de despedir el año en otra parte del mundo que no fuera Puerto Rico, llevaba mucho tiempo en mi cabeza. Más aún cuando despedí el 2016 en mi cuarto viendo series por un bello caso de Influenza que decidió llegar a mi vida días antes del 31 de diciembre. Claro que lo que tenía en mente era estar de vacaciones y hacer algo especial el último día del año, jamás pensé tener que mudarme para otro país y terminar despidiéndolo allí. Ya que era Nueva York, había que aprovecharlo.
Lo más popular en la gran manzana era estar en Time Square y lo consideré, hasta que cada "gringx" que me hablaba de despedir el año me decía que por nada del mundo me fuera para Time Square. Y con toda razón era su consejo. El frío que iba a sentir iba a estar mortal.
Encontré en alguna revista una fiesta "low budget" en Brooklyn, así que decidimos ir hasta allí y luego ver fuegos artificiales en un parque no muy lejano de la barra. llegamos unos 20 minutos luego de las 10pm, que era cuando alegadamente comenzaba la fiesta. Ya casi ni podía sentir los dedos y tenía que hacer una fila. Pensé, "esto es cuestión de algunos minutos". La verdad que no se cuanto mi cuerpo soportaría, pero no tenía ganas de sufrir. Solo 15 minutos y tomamos la decisión de buscar otro lugar. Comezamos a caminar hacia otro destino y uno pensaría que cuando el cuerpo esta en movimiento se genera calor y el frío es menos. Se escucha hermoso en teoría, pero la verdad es que con el viento el frío era intenso, ya no sentía mis dedos y mucho menos mis pies, caminaba por intinto.
Sabía que faltaba caminar para llegar al nuevo "spot", pero sin seguridad de que estuviera abierto, o si había mucha fila, así que en el primer lugar que pudimos entrar allí fuimos a calentarnos. ¡Qué alivio y dolor! Los dedos estaban tan fríos que el moverlos se hacía doloroso. Era una sensación entre no sentir nada y sentir punzadas en las extremidades. Realmente era doloroso, desesperante, por que lo único que puedes hacer es abrigarte, si quieres estar afuera.
Por que no pensaba sufrir más con la potencia de la naturaleza, “me rendí” y regresamos al hotel. Y aunque no era la manera que pensaba que despediría el año, así lo acepté. Y lo disfruté, fuera del frío, con amor y mucha esperanza de que lo que iba a comenzar era un año de más experiencias, enseñanzas mucho crecimiento.
¿Cómo tú despediste el año? ¿Qué deseas para el 2018?