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Reseña: Mujeres dominicanas, 1931-1961: Antitrujillistas y exiliadas en Puerto Rico


La coyuntura histórica del huracán María nos llevó a reflexionar y repensar como individuos y como sociedad. Creo que fuimos muchos/as los/as que aprovechamos la falta de electricidad y de conexión de internet para retomar algunas lecturas pendientes. En mi caso, como amante de la historia y de los estudios de género, aproveché para leer el libro Mujeres dominicanas, 1931-1961: Antitrujillistas y exiliadas en Puerto Rico de la historiadora puertorriqueña Myrna Herrera Mora. De las últimas lecturas que he hecho, esta obra me parece la más completa y rica en cuanto a contenido. Además, presenta una perspectiva novedosa tanto para la historia de Puerto Rico como la de República Dominicana.

El exilio dominicano bajo la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) es un tema que no se ha estudiado lo suficiente. Además, lo que se ha trabajado ha partido de una visión androcéntrica. Esto ha traído consigo la omisión de ciertas realidades: la participación activa de las mujeres. Lo poco que se ha escrito de ellas, se les ha presentado como aliadas de la dictadura o como sumisas y resignadas. Salvo el caso de las hermanas Mirabal, que fueron asesinadas a manos del régimen Trujillista.

La cercanía de Puerto Rico, su aparente seguridad, el idioma y las similitudes culturales trajeron consigo que fuera un punto atractivo para los/as exiliados/as. Según Herrera Mora, fue en la década de 1940 que comenzó a darse mayor resistencia hacia el régimen dictatorial. Gran parte se dio desde el exilio. “Trujillo estaba estrangulando la oposición”, narra la historiadora. Hubo una gran cantidad de encarcelamientos, torturas y desaparecimientos. Fueron años muy duros para los/as hermanos/as dominicanos/as. A tal punto, que las embajadas no daban abasto para proveer el exilio a los/as perseguidos/as. Estas representaban el puente para salir con vida de la dictadura.

La obra de Herrera Mora demuestra que las mujeres no fueron solamente acompañantes de los exiliados, como típicamente se les ha presentado, sino que también combatieron la dictadura de Trujillo. Las actas de las reuniones demuestran que pese al número de varones era mayor, las ideas no tenían género. La historiadora resalta y estudia de cerca el papel de tres dominicanas exiliadas: Carmen Natalia Martínez Bonilla, Maricusa Ornes Coicou y Carolina Mainardi. La valentía y el compromiso en la lucha y sus aportaciones políticas y culturales de estas tres mujeres fueron muy apreciados por el movimiento antritrujillista.

La participación femenina tanto dentro como fuera de República Dominicana ayudó a combatir y resistir la dictadura. Un gran número de hombres y mujeres perdieron sus vidas por resistir y no apoyar el gobierno de Trujillo. Los asesinatos de las mujeres iban con la intención de intimidar y silenciar a toda persona que pensara distinto al régimen. Las mujeres estudiadas por Herrera Mora no se cohibieron. Combatieron y resistieran desde el hogar, el trabajo, la calle, la radio, el teatro, la prensa, etc. Esta obra no tan solo quiebra la imagen de las mujeres como sumisas y que no aportan significativamente a la historia, sino que rompe con el estereotipo de que las dominicanas que llegan a este país son analfabetas e incultas.

El lenguaje seleccionado por la autora es uno diseñado para todo tipo de público, sin rebuscamientos innecesarios. Además, te lleva de lo “macro” a lo “micro” para una mejor comprensión de su análisis. Herrera Mora utilizó una diversidad de fuentes, algunas poco convencionales, como lo son la historia oral y las autobiografías. Estas son muy útiles para un análisis desde una perspectiva de género. Es por todo lo planteado que invito a la lectura de esta magnífica y bien documentada obra que indudablemente es una aportación a la historia puertorriqueña y dominicana.

 

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