El continente puertorriqueño
Aclaremos algo del saque: somos una isla. Eso no dice mucho, pero al menos hace evidente que nuestras posibilidades de movimiento terrestre están limitadas. Un viajecito de Ceiba a Mayaguez (98.5 millas lineales) en carro toma aproximadamente dos horas.
En comparación, un viaje entre Brisbane y Perth (2,245 millas lineales) toma 46 horas. Australia también es una isla; pero, contrario a Puerto Rico, Australia es bien, bien, bien grande. El tamaño de un lugar no necesariamente le hace más productivo per cápita. Hay países muy pequeños que tienen una producción superior a países grandes. En lo que sí hace mucha diferencia es en la transportación.
Aunque Puerto Rico es pequeño y cruzarlo no toma mucho tiempo, lxs puertorriqueñxs hemos desarrollado un concepto tergiversado de lo que significa “lejos”. Lo que en otros países se consideraría un “commute”, aquí es ir al final del mundo.
Esto se debe a muchos factores, entre ellos los avances tecnológicos que nos hacen creer que todo el mundo está en nuestras manos, el sedentarismo, el desconocimiento de las bellezas de nuestra isla, la merma en actividades familiares y otros. También están los factores de un exceso de vehículos en nuestras calles que hacen que el tapón, o al menos el tráfico fuerte, perdure toda la semana; la inexistencia de un sistema público de transporte y la condición cada vez más grave de nuestras carreteras.
Esa mentalidad y la realidad del transporte han hecho que las personas rechacen cada vez más ir de un lado al otro de la isla para disfrutar actividades. En Mujeres con Visión hemos recibido mensajes de personas del área metro que dicen que no van a una actividad en Aguadilla, aunque sea gratuita, porque “está demasiado lejos”. Igual pasa con lxs del oeste cuando la actividad es en el este. Un viaje de San hasta Aguadilla toma, en un fin de semana, aproximadamente hora y media. ¿Desde cuándo eso es “lejos”?
La realidad es que los puertorriqueños debemos redescubrir las maravillas de viajar nuestra isla. Tenemos que reconectar con nuestras bellezas y con nuestra gente. Una amiga que vive en esta misma isla NUNCA está lejos. Una actividad provechosa al otro lado de Puerto Rico NUNCA está lejos. Lo que está lejos es nuestro ánimo, nuestro deseo de descubrir cosas nuevas más allá del celular o de Plaza Las Américas.
Nosotras lo estamos haciendo. Estamos redescubriendo nuestra isla paso a paso, monte a monte, playa a playa. Queremos que nuestras mujeres se unan y compartan estas experiencias, porque hemos comprobado una y otra vez que lo disfrutan, conocen personas nuevas y establecen lazos que van más allá de la actividad realizada.
Crecer, conocer y descubrir son características naturales de todo ser humano. Si lo hicimos cuando fuimos niñas, no hay razón para no rescatar ese espíritu aventurero y ver nuestra isla nuevamente. Demos gracias por no tener que guiar 46 horas para ir de un lado al otro de Puerto Rico.