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Todos deberíamos ser feministas



Las feministas odian a los hombres. Las feministas no se afeitan. Las feministas son lesbianas. Las feministas solo saben gritar, pelear y machacar. Las feministas...


Son muchos los estereotipos que rodean a la palabra "feminista" y muchos más los que definen, para muchas personas, a las mujeres que se hacen llamar y/o actúan como feministas. Para los que han estudiado un poco el tema o han conocido a mujeres feministas, la definición es otra.


Antes de entrar de lleno en lo que significa ser feminista, debemos aclarar que ninguna lucha por los derechos se da en un vacío. Por ello, es importante reconocer que las luchas dependen mucho del contexto en que se dan. Así, no podemos comparar la lucha, cualquiera que sea y por lo que sea, que se da en un país democrático con la de un país autoritario. Tampoco una lucha del siglo XIX con una del siglo XX, o una de la época pre-internet con una actual. Los contextos son diferentes y las formas de luchar son diferentes.


Ahora a la definición. Para que quede totalmente claro, la definición de feminista, según la Real Academia de la Lengua Española, es la siguiente:


feminismo

Del fr. féminisme, y éste del lat. femĭna 'mujer' e -isme '-ismo'.

1. m. Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres.

2. m. Movimiento que se apoya en el feminismo.


¿Queda alguna duda en cuanto al significado de feminismo? Esperamos que no.


Ahora bien, una cosa es lo que dice el diccionario y otra lo que se hace en la calle. Ahí es precisamente donde radica la confusión de muchas personas, incluyendo mujeres. Esa confusión es normal en cualquier grupo que se define por sus intereses. Podemos pensar en miles de ejemplos políticos, sociales, económicos, culturales, étnicos y otros. Una cosa es el principio general y otra cómo los distintos grupos o personas se acercan al mismo.


Aunque parezca contradictorio, la diversidad dentro de la lucha es necesaria y deseable. Solo a través de tratar diversos acercamientos es que se puede avanzar hacia la meta. La diversidad, sin embargo, debe estar anclada en principios generales que no sean contrarios a los fines propios de la lucha. Ese es un asunto que trataremos más a fondo en otro artículo.


Lo importante por el momento es saber por qué TODOS deberíamos ser feministas. Para eso regresamos a la definición de feminista: igualdad entre el hombre y la mujer. Sin escarbar en cuanta porquería nos han metido en la cabeza con una educación machista, cualquier persona con dos “deos” de frente tiene que concluir que este principio es correcto. Es más, el feminismo es un principio deseable para nuestra sociedad. No existe ninguna razón, de ningún tipo, para pensar que los hombres y las mujeres no deben ser iguales ante los estados, la ley y la sociedad. Ni una.


En el aspecto más práctico, los hombres debemos atender la situación desde una posición inclusiva, sin “pegarnos” de excusas como que tal o cual mujer es así o asao, o que tal grupo es x o y. Esa es la fácil. Si todo fuera así, no votaríamos por ningún político, no tendríamos ninguna religión y no comeríamos ningún plato. Pero la vida no es así y las personas nos son así. Apoyar el feminismo va mucho más allá de apoyar a una mujer o a un grupo específico; es apoyar un principio ineludible: igualdad para todos.


Por eso deberíamos ser feministas. Es bueno para nosotros, para nuestras familias y comunidades, para el país y para el mundo. De todas formas la igualdad llegará, con o sin nosotros. Sería mejor dejar atrás los miedos y estereotipos, y formar parte de la lucha que representará el mayor triunfo de la humanidad en el Siglo XXI.


 

Nota: El título de este artículo proviene del libro del mismo nombre escrito por la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, a su vez proveniente de su presentación en TEDx. Para una reseña del libro, puedes ir a nuestra sección de Biblioteca.

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